Esta tecnología está siendo desarrollada por el médico y odontólogo valenciano Salvador Albalat. EFE/Manu BruqueUn diminuto microchip implantado en un diente o en una férula dental
permitirá a las personas con diabetes medir su glucosa y les facilitará
un mejor control de su enfermedad sin tener que pincharse varias veces
al día para determinar cuál es su nivel de azúcar en la sangre.
Esta
tecnología, que está siendo desarrollada por el médico y odontólogo
valenciano Salvador Albalat, se conectará a través de unos sensores y
mediante tecnología de radiofrecuencia al móvil, donde una aplicación
guardará los datos tanto de la glucosa como de la temperatura.
Albalat,
que confiesa ser un "ingeniero frustrado" al que le "encanta la
tecnología", explica a EFE que la idea del microchip se le ocurrió
cuando volvía de un lugar con nieve y pensó: "¿Por qué no colocar un
teléfono dentro de la boca?".
Aunque en un principio comprobó que
tecnológicamente era "un poco complicado" colocar un microcircuito,
cuando un día acudió a su clínica un paciente diabético que precisó
pincharse a mitad de tratamiento asoció ideas entre usar el microchip
como un laboratorio "o como un sistema de medición de variables
fisiológicas".
Empezó entonces a trabajar en el proyecto, hizo la
patente y contactó en 2017 con un ingeniero del Instituto Tecnológico
de Zúrich (Suiza) que le desarrolló unos primeros prototipos, que
demostraron la posibilidad de comunicación con el móvil y que podía
medir la temperatura a tiempo real.
"Pero el proyecto era mucho
más ambicioso, era medir la glucosa por el problema que sufren los
diabéticos", señala Albalat, que confiesa que se trata de un dispositivo
médico: "Sé que es un proceso largo y costoso, porque estamos haciendo
un diagnóstico en personas".
Gracias al apoyo del Centro para el
Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), a través del programa Neotec,
que apoya la creación y consolidación de empresas de base tecnológica,
tienen dos años para desarrollar este proyecto, aunque en seis meses ya
podrían probarse los primeros prototipos.
Ahora trabajan con dos
ingenieros, uno de ellos una experta procedente de la India que ha
trabajado en la NASA, en el proyecto Marte, y tiene experiencia en este
tipo de sensores, y también con la Universitat Politècnica de València.
Albalat
ha explicado que el microchip, de inteligencia artificial, también
permitirá recoger datos como cuánto anda el paciente, que superficie
recorre o cuántas calorías consume, información que se podrá registrar a
través del móvil y que en las personas diabéticas permitirá predecir
cuándo tendrán variables en su glucosa.
El proyecto se encuentra
en una fase de desarrollo "bastante avanzada", según Albalat, que
explica que se trata de un reto "muy importante porque colocar el
microchip dentro de la boca en un medio salino (donde hay saliva y hay
muchas variables) tiene su complejidad".
El microchip, de un
tamaño de tres por cuatro milímetros, iría pegado en el diente como un
bracket de ortodoncia o también podría colocarse mediante una férula de
plástico que puede poner y quitarse solo en el momento en que se quiere
medir el nivel de glucosa.
Tanto adultos como niños podrían usar
esta tecnología, según Albalat, quien indica que en principio, no hay
ninguna contraindicación en su uso "porque no lleva pila" y funciona con
radiofrecuencia.
También ha descartado que pueda haber rechazo
al material del microchip ya que, explica, es "como un bracket de
ortodoncia, es totalmente inerte. Casi es más peligros un chicle dentro
de la boca".
Además, no descartan utilizar el mismo microchip si
el sistema de inteligencia artificial funciona bien, eliminando todos
los errores que pueda tener y colocándolo en la ropa, reloj u otras
partes del cuerpo.
Salvador Albalat asegura que no quieren
quedarse solo en la medición de la glucosa, sino que en el futuro sea un
"laboratorio móvil que permita medir de forma continua muchísimos
parámetros, entre ellos el colesterol".
También ha subrayado el
bajo coste de este microchip, ya que al ser microelectrónico cuesta dos o
tres dólares de fabricar en producciones masivas, y una vez
desarrollado su objetivo es que sea un proyecto social y se permita el
acceso a esta tecnología a gente sin recursos.
El sobrepeso, la
escasa actividad física y el crecimiento demográfico han provocado que
el número de personas con diabetes se haya cuadruplicado en los últimos
39 años, con lo que el número de enfermos ha llegado a los 420 millones,
según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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