Son obras de recuperación de emergenciaEl ayuntamiento de Sot de Ferrer está
llevando a cabo la segunda fase de las excavaciones arqueológicas del poblado
íbero del siglo III-II a.C de Rochina, ubicado en el Alto de los Moros. La
actuación se lleva a cabo con una subvención autonómica de cerca de 40.000
euros para obras de recuperación de emergencia de patrimonio declarado Bien de
Interés Cultural, categoría que tiene este yacimiento de manera genérica por
tratarse de un yacimiento fortificado.
La extensión del poblado es de unos
500 metros cuadrados y las actuaciones se ejecutarán durante un mes de
trabajos, en los que se plantea la actuación en 2 de los 17 departamentos que
comprende el recinto, para poco a poco, ir logrando la recuperación total del
yacimiento y su puesta en valor.
Al frente de esta actuación está el
arqueólogoLuis Lozano,que ya trabajó durante la primera fase
ejecutada el pasado año, cuando se excavaron los dos departamentos que forman
la torre y otra de las estancias del poblado, que aparecía más deteriorada por
la erosión; y se adecuó el acceso hasta el yacimiento.
Cabe destacar que este yacimiento fue
uno de los primeros en ser excavados científicamente en el Alto Palancia. La
primera intervención en el poblado fue realizada hace más de un siglo, entre
1913/1916 porHerminio Fornésy constituyó la tercera excavación de
cronología ibérica realizada en todo el territorio valenciano, tras las
excavaciones en la Alcudia d’Elx (donde se encontró la Dama de Elche) en 1905,
y tras las excavaciones en el poblado de La Covalta (Albaida) entre 1906 y
1918.
Fruto de aquellos trabajos fueron la
identificación de al menos hasta 17 estancias, y la muralla que, de manera perimetral,
envuelve el recinto. Entre estas edificaciones destaca la torre que se localiza
junto a la entrada y una vivienda con una superficie mayor a la del resto de
estancias.
También de aquellas excavaciones se
deduce que se excavó todo el poblado hasta llegar al nivel de pavimento, donde
se encontró una capa de cenizas que variaba de espesor y que entonces se
interpretó como un incendio, ocurrido en tiempos de la guerra entre Metello y
Sertorio (s.-I), que probablemente provocó el final de la ocupación del mismo.
Lozano ha resaltado la potencia de las
construcciones existentes, ya que “las estructuras tienen un gran altura
llegando algunos muros a conservar 1’80 m. de altura y eso es muy llamativo”.
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