Carmen Jávega¿Qué clase de mundo vamos a dejar a nuestros hijos? ¿En qué sociedad vivimos en la que no conseguimos ponernos de acuerdo en nada?, ¿Por qué no somos capaces de consensuar ni lo más nimio? La respuesta dirían los eruditos que es compleja, pero quizá por mi simplismo natural, yo la veo muy sencilla, vivimos en una sociedad tan individualista que nos imposibilita cualquier pacto o acuerdo, que no pase por proclamar vencedores y vencidos, y no solo estoy hablando de la política, que también, sino de todo lo relacionado con nuestras vidas. Nos pasa con la familia, padres, hijos, hermanos, amigos o incluso pareja (para esto ya escribiré otro artículo pasado el verano, ahora estoy en casi modo vacaciones y estoy más que imbuida de mi optimismo natural).
Qué verano nos espera, o no, con el espectáculo que nos está dando nuestra clase política, el “yoismo” acampa a sus anchas, por Congreso, Senado, Generalitat, Diputación y por supuesto en nuestros ayuntamientos. Tendría que hablarse más con los municipalistas, permitirme que me incluya entre ellos, esos si son grandes políticos y gestores, algunos de ellos verdaderos genios en administrar en muchas ocasiones escasos recursos y hacer encaje de bolillos, para que sus conciudadanos vivan mejor (esto también da para otro artículo). Aunque no puedo dejar de pensar ¿Que harán nuestros representantes políticos a nivel nacional? ¿Tendremos gobierno en España? Difícil lo veo, en esta guerra de gallos en la que nadie está dispuesto a soltar bocado, poltrona o sueldo. Y todo esto lo hacen personajes sin oficio ni beneficio que pululan por estos lares, donde hace unos años ellos mismos criticaban a sus antecesores. Y qué decir de las críticas a la monarquía, , todos critican a los Reyes, cuando solo sueñan en parecerse a ellos, sucediéndose entre sí y sentando en puestos de relevancia, en los que se cobran emolumentos que los pobres mortales, como yo misma, autónoma y monoparental, jamás soñaría, a sus vástagos, parejas, hermanos, padres, etc, etc.
Estas elucubraciones que suelo hacer todos los meses, ya me fatigan, sobre todo porque llegado el verano, con su calor extremo y con estas ganas de vacaciones que me acucian, sigo viendo las mismas caras en los noticieros de las mañanas. Tengo la mala costumbre de levantarme a las 7 y ver que ha pasado en estos mundos de Dios, aunque visto los visto y pensando que todos los días los mismos personajes, dicen las mismas necedades, me siento como si estuviera en “El día de la marmota”, una película que vi hace tiempo, en la que todos los días se repetía el mismo escenario. Esperemos que aparezca alguien que consiga romper este “deja vu” diario, porque si no me veré obligada a cambiar de actividad diurna y ponerme a andar por la huerta de mi pueblo, escuchando alguna selección de música y dejando de lado las noticias, que ya no lo son porque todos los días se repite el mismo escenario. Pensándolo bien, creo que mi mente y mi cuerpo agradecerán la huerta y la música, más que el triste espectáculo de algunos de los protagonistas de la radio o la televisión, así que definitivamente elijo esta opción. Yo por hoy me dejo vencer, por el periodo estival, que a pesar de que me mata con el exceso de calor, trae también consigo muchos amaneceres, atardeceres, anocheceres, mucho compartir, reír, vivir y como siempre en mi caso mar mucho mar, feliz verano a todos.
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