Alboraya celebra cada año su Día de la Horchata. ¿Desde cuándo? En ello andan hurgando el alcalde, Miguel Chavarría, y el presidente del Gremio de Horchateros Artesanos, Daniel Tortajada ante la falta de documentación específica. La primera noticia pública al respecto data de los años 60 del pasado siglo y la reflejaba el diario Levante.
¿Y a quién se le ocurrió salir a la calle a repartir horchata? Chavarría, un poco en broma y más en serio, señala que quizás al abuelo de Daniel Tortajada, también de nombre Daniel, como su padre.
Desde aquellos tiempos el enfoque de la jornada ha variado; no obstante, la esencia, la degustación de horchata fresca en plena calina de julio, se mantiene como eje. El reparto se lleva a cabo en la Avenida de la Horchata (por supuesto), a la altura de la horchatería Daniel. Y a realizarlo contribuyen los profesionales de este gremio, que agrupa a una decena de propietarios de locales con fuerte arraigo y denominaciones tan evocadoras del líquido como Daniel, Panach, Mon Orxata…
Durante décadas la fiesta ha consistido en el reparto, en contemplar cómo quien recibe el vaso del líquido nutritivo (consideración lograda después de mucho esfuerzo por el Gremio tras saltar de la catalogación de bebida simplemente refrescante) y su correspondiente y esponjoso fartón lo saborea con fruición. “Puede ser igual de sano que el brócoli, pero tu cara cambia mucho de comer aquel a beber horchata”, ejemplificaba con tanta claridad como sencillez uno de los ‘influencers’ contratados para amenizar la antesala de la entrega de horchata.
Porque lo que han variado realmente han sido los prolegómenos. Antes, la convocatoria se fijaba a las 12 horas; en la actualidad se adelanta a las 10,45 para celebrar un acto, bajo una carpa a medio tapar y con los asistentes ondeando abanicos de regalo, en el que quienes saben (horchateros y vecinos avezados) hablan de su producto, y también han de escuchar cómo lo hacen algunos que básicamente lo desconocen pero tienen muchos seguidores en redes y un nombre conocido en cierto ámbito.
El objetivo, más que repetir al público asistente –profesionales del sector, periodistas y políticos- qué es la horchata, consiste en aderezar el relato audiovisual del producto, en otorgarle figurantes y escenario. “A la gente le gusta saber cómo se ha elaborado un producto que disfruta”, afirma el alcalde, Miguel Chavarría, para explicar este evento previo a la degustación.
Por ello también organizan visitas guiadas en inglés o talleres prácticos. Más que mostrar presencialmente, la finalidad consiste en trasladar exteriormente, que el mensaje llegue a quien está más o menos lejos para que adquiera horchata en cuanto pueda. Para ello, qué mejor que un lema a medida y en valenciano: “sap a molt més”, que traslada –con ese matiza evocativo de ‘terreta’-que, efectivamente, no se trata únicamente de un líquido nutritivo.
Mientras todo esto sucedía se iba agrandando la cola de personas que acudían a la espera de un vaso de horchata. Una hora antes ya eran más de 50. Porque, aunque, como también se dice en valenciano, “quant més sucre més dolç’ (con el doble sentido de la controversia sobre si restarle azúcar), realmente lo importante consistía en disfrutar de una horchata fría, ya sea líquida, granizada o ‘semi’, que sobre este relevante matiz existe un amplio debate.
Así, un año más, este 9 de julio Alboraya ha celebrado la fiesta del líquido nutritivo que la representa. Lo ha hecho en la misma jornada en la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lanzaba en el Congreso su alegato para esquivar la mancha de corrupción que daña su imagen y la de su partido. Un motivo más para refrescar el paladar con una horchata y esbozar una sonrisa de satisfacción.
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