Cristina Antón. EPDA El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, marca el momento en que sumarnos a las reflexiones sobre la situación de la mujer en la actualidad, las injusticias que enfrentamos y los retos que tenemos por delante.
Creo que, por encima de eslóganes, pancartas o de la política que se reduce a lo efímero de un tuit, las mujeres no podemos ser reducidas a un género. Somos mucho más que un colectivo, somos únicas, diferentes y valiosas cada una de nosotras. Precisamente, por eso, no existe ni una única forma válida de ser mujer ni una única manera de defender la igualdad.
Mi manera de entender la igualdad es amplia y sin exclusiones. Desde que decidí participar en la vida política, trabajo por la igualdad entendida desde la unidad de una sociedad donde todos, hombre y mujeres, estamos unidos para avanzar en derechos y oportunidades y eliminar definitivamente aquellas desigualdades que todavía persisten. Juntos rompiendo techos de cristal, mejorando en conciliación y corresponsabilidad en la crianza y el hogar, eliminado las brechas salariales y de género.
No me identifico con aquellos planteamientos que convierten la lucha por la igualdad en una lucha de clases, en un antagonismo entre hombres y mujeres, recuperando un lenguaje caduco y ya superado. Siempre he sido más partidaria de construir juntos que de levantar muros que nos separen. Por eso, creo en una igualdad sin banderas. Una igualdad que no excluya a nadie que quiera construir. Una igualdad que no reparte carnets de porque todos somos parte.
No puedo terminar estas líneas sin un sentido recuerdo a todas las mujeres que han sido asesinadas en este último año por violencia de género. Mandamos un sentido pésame a los hijos que dejan huérfanos, a sus familiares y seres queridos. 2023 ha sido un año especialmente trágico, un año que rompió la tendencia decreciente y nos deja uno de los peores balances. Tampoco han ido mejor las cosas en el ámbito de la violencia sexual que deja cifras numerosas y crueles.
Ojalá, todas las mujeres e hijos que sufren en dramático silencio la condena de la violencia y el miedo, puedan encontrar una salida a la esperanza y recuperen las riendas de su vida y su futuro. Por ellas y por todos los niños de hoy que serán los adultos del mañana, seguiremos trabajando para conseguir que la igualdad sea un punto de unión y no de discusión.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia