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En estos momentos de la legislatura, me imagino que a nadie se le escapa que el PP barrerá en las próximas elecciones municipales, gracias fundamentalmente a dos momentos clave de este “cuatrienio-gris-asfalto”: el primero se produce con el “pacto del pato” que firmaron PP y SP. Y que sirvió básicamente para legitimar a PP frente al votante de derechas del Puerto, este hecho le servirá al PP para arrebatarle a SP su votante segregacionista de derechas.
El voto de SP es un voto transversal y como tal, quien más votos tiene, más pone en la cestita de la segregación. Además del desgaste que ha sufrido SP y que sus dirigentes tendrán que valorar si realmente valió la pena esa aventura. En segundo lugar Castelló debería de estar eternamente agradecido a ZP por la liquidez que le ha proporcionado en los dos últimos años con los Planes E, y que le han permitido acometer todas aquellas inversiones que un Alcalde medianamente lucido puede plantearse en una ciudad y para las que nunca encuentra dinero. Unido al Plan Confianza y a los 2.000 millones de las antiguas pesetas de la privatización del Ciclo Integral del Agua, le han permitido afrontar más que cómodamente la legislatura y quedar como un equipo de gobierno inversor.
El problema vendrá salvadas las próximas elecciones y adentrados en esta crisis estructural del neoliberalismo, Castelló tendrá difícil encontrar una chistera de la que ir sacando inversiones, y no podrá compensar con creatividad, ya que sabe de sobra de lo limitadito de su equipo. Para su suerte la oposición salvo honrosas excepciones, no está mucho mejor en I+D+i política.
En fin, malos tiempos se avecinan repletos de estrecheces y poca imaginación. No obstante palabras de apoyo y esperanza a los que seguirán en la oposición, y que mejor que utilizar prestadas las palabras de Saramago, lucido comunista: “La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.”