Cosme Herranz.Desde
hace algunas semanas se pueden ver en bastantes balcones porteños la
bandera roja y blanca porteña-segregacionista. Una bandera con un
fuerte sentimiento de pueblo, de tradiciones, de cultura, de lengua,
de costumbres... representado por el único partido que respeta este
sentimiento, Iniciativa Porteña.
La
verdad es que me sentí orgulloso al ver ondear una simple bandera en
nuestros balcones. Una simple bandera que representa la lucha por la
libertad, la lucha por conseguir la liberación de un pueblo casi
desde sus orígenes, donde generaciones y generaciones de porteños
lucharon y luchamos por conseguir que El Puerto sea un pueblo libre,
independiente, con su propio Ayuntamiento, aquí en nuestra casa,
cerca de nuestra gente.
Estaba
atardeciendo y la vi ondear a lo lejos, en balcones sencillos de
gente sencilla que lucha porque se respeten nuestros signos
identitarios, gravemente atacados e insultados durante esta
legislatura. Me sentí orgulloso al verla y pensé que merecía la
pena el esfuerzo y el tiempo que dedicaba a una causa justa, la lucha
por mi pueblo.
También
vi pasar a personas con sudaderas donde se podía leer “Yo quiero a
El Puerto” y “orgulloso de ser porteño”. Seguía siendo gente
sencilla, de barrio, como solemos ser la gente de El Puerto. Y por un
momento me sentí orgulloso de ser porteño, de nuestra playa, de
nuestra Nave de Talleres, nuestro Barrio Obrero, nuestro pantalán,
nuestro Antiguo Sanatorio... y por supuesto, nuestro Horno Alto,
majestuoso, espléndido, tan cercano y tan porteño. La tarde seguía
cayendo, oscurecía, hacía viento y al girar una esquina, una simple
esquina, otra bandera porteña, y otra y otra. Ahí estaban
transmitiendo un mensaje claro y sencillo que ya nos transmitieron
nuestros abuelos. Un mensaje que decía bien claro que somos porteños
y no saguntinos, y que en este tema no aguantamos bromas.
Seguí
paseando y la volví a ver en casa de familiares, vecinos y
desconocidos. Gente que colgaba de nuestros balcones una simple
bandera con un sentimiento claro, soy de El Puerto.
Por
eso, desde aquí quiero pedir respeto a nuestros signos identitarios,
pero sobretodo a nuestra gente. El Puerto es El Puerto y punto. Somos
porteños, de El Camp de Morvedre, valencianos, españoles, europeos
y del mundo. Y pido por enésima vez respeto. No nos llaméis Sagunto
porque no somos Sagunto.
Era
una tarde fría de otoño, de viento y de oscuridad. De gente pasando
deprisa, de coches pitando, de luces en los comercios y sin niños en
las plazas. Era una tarde más, de un día cualquiera de otoño. Y en
nuestros balcones ondeaba con orgullo la bandera porteña, roja y
blanca, a lo lejos, sola, como en su día ondeó en el Horno Alto.
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