Las personas solemos hacernos
muchos propósitos para el nuevo año, sin embargo el mejor propósito y el más
grande es realizar lo que Dios espera de nosotros. Pero no tema, no es al dios
de la iglesia a quien se refiere este articulo, rodeado de dogmas, paganismo y
ritos. Es al verdadero Dios que vive en usted a quien podemos entregarnos en la
confianza de que nos protege con Su luz, con Su amor y con Su fuerza. Esta
entrega libre que se realiza en el corazón del hijo humano dirigida al padre
eterno, al Espíritu creador, se lleva a cabo mediante el cumplimiento paulatino
de los Mandamientos de Dios y del Sermón de la Montaña de Jesús de
Nazaret. Entonces se sorprenderá porque sentirá que cada día es un día nuevo y
que cada día es su día.
Cada día trae a cada nuevos
sucesos y a cada persona los suyos propios. Sepa que aquello que le trae su
día, tiene que ver directamente con todo lo que en algún momento usted mismo le
impuso a su consciente y a su subconsciente, tanto lo positivo como lo
negativo. Lo positivo le estimula, lo negativo le quiere abatir. ¡No lo
permita! ¡Levántese! Una vida nueva le saluda.
Después de estas breves
indicaciones sobre cómo pasar con éxito del viejo año al año nuevo, tal vez se
plantee la pregunta de sí merece la pena hacer una
especie de examen de conciencia, pero tampoco tema, no se trata de entonar el
mea culpa de la iglesia, si no más bien estar dispuestos a recogerse en un
lugar tranquilo para reflexionar sobre cómo hemos terminado el año, si
hemos estado a favor de la
Madre Tierra y de la vida de los animales, a favor o en
contra de nuestro prójimo más cercano o si por el contrario nos hemos ocupado
tan sólo de nosotros, del mío y para mí.
Los que se creen grandes en
este mundo dirán: Esto no es para mí, yo me siento seguro con mis bienes, con
mi dinero, me aferro a la bolsa para conseguir aún más. Pero estos que se creen
grandes son quienes más se quejan puesto que no encuentran seguridad en este
mundo. De esta forma los ricos y poderosos de este mundo se dirán: ¿de dónde
saca aquella persona humilde y sencilla la seguridad y la estabilidad? ¿Por qué
no se lamenta, por qué no se queja?. Y habrá quien diga: esa persona para mí es
un ejemplo a seguir, es mi deseo pensar y actuar del mismo modo. ¡Haga la prueba! En usted surge el Reino de Dios y
usted será un ejemplo para algunos que pisotean y ridiculizan el verdadero
mensaje de la Navidad,
el mensaje del amor que trajo Jesús de Nazaret. El reino de Dios está dentro de
cada uno de nosotros y surgirá en la
Tierra que se está purificando, tal y como fue anunciado.
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