Cristina RamónAyer Irene Lozano, presidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD), hizo unas declaraciones en las que manifestaba su creencia de que la presente temporada deportiva podría acabar con público en las gradas. Estas palabras llegan después del anuncio de la farmacéutica estadounidense Pfizer de que su vacuna contra el Covid19 tiene un 90% de eficacia y la posterior predicción del ministro de Sanidad, Salvador Illa, vaticinando que en primavera podría estar ya inmunizada frente al virus un alto porcentaje de la población.
Estas afirmaciones son altamente imprudentes en un momento en el que la ciudadanía busca certezas y no falsas esperanzas que se desvanezcan unos días después. La vacuna de Pfizer todavía genera dudas entre algunos expertos y un gran temor entre los ciudadanos, ya que un 40% de los españoles se muestran contrarios a vacunarse inmediatamente tras la llegada de la vacuna por miedo a los efectos secundarios y a su posible baja efectividad real.
Hoy en día nadie puede asegurar a ciencia cierta que en primavera todo esto habrá pasado y será solo un mal recuedo. Si algo nos ha demostrado esta pandemia es que la vida cambia inesperadamente de un día para otro y que, lo que hoy parece verde esperanza, puede tornarse azul oscuro casi negro de la noche a la mañana. Nuestros políticos harían bien en no decir algo de lo que no tienen evidencia real y centrarse en tomar medidas que de verdad ayuden a frenar la curva y descongestionar los hospitales, aliviando así a unos sanitarios más que agotados después de más de ocho meses de lucha incansable contra un enemigo invisible.
Las palabras de Irene Lozano queriéndose sumar al optimismo del Gobierno han llenado de ilusión a muchos aficionados que llevan desde marzo sin poder animar a sus equipos en el campo. Si, llegada la primavera, su predicción no se cumple y el acceso a los recintos deportivos sigue estando vetado al público, será un duro golpe tanto para la gente como para los propios clubs, que ansían disfrutar del calor de sus hinchadas en los momentos importantes. Tanto deportistas como aficionados están deseando reencontrarse, pero adelantar acontecimientos resulta un poco precipitado en la situación actual.
Los ciudadanos estamos cansados de la pandemia, hastiados y con miedo a mirar hacia un futuro que se presenta sumamente incierto en lo sanitario, lo social y lo económico. Debemos remar todos juntos en una misma dirección para vencer al virus. Todo lo demás es secundario. A todos nos gustaría poder volver a la normalidad, pero ese soñado momento no sabemos cuándo llegará y todo lo que se pueda decir no son más que hipótesis. Vivamos el aquí y el ahora y lo que tenga que pasar, para bien o para mal, pasará. Parafraseando a Sócrates, nuestros políticos han demostrado en los últimos meses que solo saben que no saben nada.
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