Susana Gisbert“Goles
son amores” se titulaba un programa de televisión. Amores, y
muchas cosas más, añado yo. Vacunas, sin ir más lejos.
La
bomba estallaba cuando un jugador de la selección, concentrada para
jugar la Eurocopa, daba positivo a Covid. Algo que pasa en todos los
trabajos cada día, y que se soluciona como se puede en cada caso.
Cuando
en cualquier trabajo, sea de ministro, de juez, de albañil o de
tornero fresador, alguien da positivo, saltan las alarmas, La gente
se aísla, se hacen pruebas y se suspende aquello que no se pude
celebrar en esas condiciones o se adapta a las nuevas. Pero no se
vacuna a todos los miembros de la plantilla, desde luego. Si alguien
lo hubiera propuesto le hubieran tildado de loco, y con razón.
Pues
esto es, ni más ni menos, lo que ha pasado con la selección. Como
en todas partes, pese a la observancia de las medidas, el bicho se
les ha colado por una rendija. Y es entonces cuando se plantean que
hay que vacunarlos, fuera del tramo etario que les corresponde y por
delante de muchas otras personas de colectivos vulnerables que
esperan pacientemente su turno.
Ya
sé que aducirán que representan a España, y eso es sagrado, pero
pensemos ¿no representan a España jueces, fiscales o letrados que
atienden los juzgados de guardia? ¿No lo hace todo el personal de
limpieza y basuras que cuidan de que la higiene sea máxima? ¿No son
mucho más necesarios quienes trabajan para que los supermercados
estén abastecidos de comida y productos básicos, o quienes hacen
que lleguen a nuestras manos? Sin toda esa gente, no habríamos
sobrevivido al confinamiento, pero sin el fútbol, sí. Aunque haya
quien lo crea imprescindible.
El
fútbol es entretenimiento, pero no es necesario. Y si es
imprescindible el entretenimiento, empecemos por vacunar a quienes
integran el sector de la cultura que tan mal lo ha pasado, aunque en
los peores momentos nos ofrecían su arte gratis para hacer más
llevadera la situación.
También
hay quien esgrimirá el argumento de que los deportistas olímpicos
sí que han sido vacunados. Y tal vez si el fútbol fuera un deporte
como los demás y no un negocio donde se cobran cantidades obscenas,
estaríamos hablando de lo mismo, pero no es el caso. Y si de
representar a España se trata, ¿por qué no han vacunado a otros
representantes, como el cantante que fue a Eurovisión?
Es
lo de siempre, pan y circo. Pero un circo que mueve millones, que es
lo que realmente interesa. Represente a quien represente
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