Chelo Poveda Nos la jugamos
todas, y mucho. Una amenaza auspiciada por Puertos del Estado
(dependiente del ministerio de Transportes), la ampliación del
Puerto de Valencia, nos enfrenta a todos eso males de la
globalización y el capitalismo que combatimos todos los días.
Nos trae ese
modelo globalizado de hacer negocios en el que los megabuques son el
centro de la cadena logística. Negocio que necesita y consume mucho
petróleo, cada vez más escaso y cada vez más caro. Negocio que nos
hace más dependientes del comercio exterior, especialmente del
lejano oriente, cuando el futuro nos invita a un comercio de
cercanía, sostenible energéticamente y ético. Lo hemos sentido de
cerca con la pandemia y la ausencia de fábricas de mascarillas y
otros miles de productos, como piezas de coche, chips etc. ¿Por qué
deberíamos invertir más de 1.000 millones en un negocio que tiene
los días de rentabilidad contados? ¿Por qué no invertirlos en
industria propia y acordé a las exigencias medioambientales?
Pero la
ampliación del puerto no solo es incoherente con un modelo verde de
país y de economía, también lo es desde el punto de vista laboral.
No va a crear empleo pues en su mayoría va a ser un puerto
robotizado. No lo decimos nosotras, lo dicen los trabajadores y
sindicatos de la estiba. Por otro lado, la ampliación es para
convertir nuestro puerto en un parking de contenedores que van a otro
lugar del mundo, es decir, aquí nos quedamos los perjuicios y los
beneficios asociados al comercio de los productos pasa de largo.
¿Queremos ser el dormitorio de contenedores de Europa? ¿Ese es el
modelo que propone el ministerio de Transportes (PSOE) y Puertos del
Estado?
Además, tenemos
constancia de que la parte ya realizada de la ampliación lleva años
deteriorando la Albufera y las playas del sur. Los diques cortan el
flujo natural de las corrientes marinas e impiden la regeneración
natural de las playas que retroceden y retroceden con cada
temporal.... ...hasta que el agua salada entra en la Albufera y
saliniza sus aguas; nuestras aguas. No solo hay que detener la
ampliación, sino también desmontar los diques que provocan la
destrucción de la playa. Y sabemos que se puede hacer porque en el
proyecto de la ampliación la autoridad portuaria planea desmontar un
dique. La contaminación de los barcos es otro problema: solo un
dato, cada megabuque contamina como 760 millones de coches según The
Guardian. Pues esa contaminación aumentará en nuestra costa y en
nuestra ciudad. Por último, añadir que aumentará el tráfico
rodado de camiones por todas las rondas de la ciudad para lo que hay
que hacer más grandes las carreteras con dinero público (proyecto
de la ZAL) y que supondrá un aumento de contaminantes en los barrios
periféricos de la ciudad.
¡Ya basta de
poner los negocios por encima de la gente! ¡Ya basta! Es necesario
poner la vida, el medioambiente y nuestra propia fortaleza productiva
por delante de los intereses globalistas de algunas empresas
mercantes y de algunas constructoras que se lo quieren llevar crudo.
La Comissió Ciutat-Port ha convocado para el día 22 una
manifestación unitaria en contra de la ampliación. Por supuesto que
estaremos allí, al lado de quienes luchan por cuidar Valencia y a
las y los valencianos, donde siempre hemos estado y donde siempre nos
encontraréis.
Nos vemos el
viernes 22 en la manifestación. No a la ampliación del puerto. Sí
se puede. #NoAmpliacióPort
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