Independientemente de la organización del viaje y el lugar elegido, si nuestra mascota viene con nosotros, la primera recomendación que hago es que nuestro perro sea mayor de seis meses y menor de diez años; y evitaremos viajar en avión con perros de nariz chata tipo bulldog por sus problemas respiratorios, y viajar en la bodega les puede estresar. De hecho, algunas compañías prohíben ya los viajes de estos perros.
Para que nuestro peludo disfrute también como nosotros de nuestra visita al Kremlin o cualquier destino internacional, tenemos que cumplir con las siguientes obligaciones: visitar el veterinario un mes antes de la partida para que nos regularice el pasaporte veterinario, revise el calendario de vacunas y su estado en general.
La mayoría de las compañías aéreas permiten viajar a nuestras mascotas. Si pesa hasta ocho kilos, con trasportín incluido, es posible que pueda viajar con nosotros en cabina, si pesa más de ocho kilos viajará en la bodega. Como adiestrador recomiendo contactar antes con la compañía aérea para confirmar que nuestra mascota embarcará en el mismo vuelo que nuestros, así como intentar enterarnos si viajarán más perros.
Respecto al trasportín, recomiendo el uso habitual del mismo, con unas medidas que permitan a nuestra mascota levantarse y girar sobre su eje. De este modo nuestro peludo viajará tranquilo. Si nuestra mascota no está acostumbrado al trasportín, unos meses antes tendremos que ponernos manos a la obra para que lo conozca y se habitúe: le pondremos comida en su interior con la puerta abierta y durante unas semanas repetiremos la operación.
Cuando veamos que ha pasado esta primera fase, empezaremos a cerrar la puerta en espacios cortos de tiempo. Poco a poco le encantará el trasportín, os lo aseguro. El perro entrará en el trasportín en el momento del embarque.
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