Vicent Marzà. EPDALos tambores preelectorales suenan
fuertes. Para muchos la clave ha sido el anuncio oficial del concurso
para el decorado de un debate a celebrar en RTVE en noviembre. Aunque
PSOE y Podemos aún pueden avenirse a que no haya repetición de las
generales, este lunes ha habido algunos indicios a nivel valenciano
muy llamativos.
El primero en realidad tuvo lugar la
víspera. El domingo el conseller nacionalista Vicent Marzà
(Compromís) se despachaba en Levante-EMV afirmando que el presidente
“Sánchez está siendo desleal y que ahora nos va peor que con el
PP”. Marzà remataba atacando no sólo al PSOE -para el que
Compromís ya tenía listo el voto de Joan Baldoví en el Congreso
tras la reunión con Sánchez en agosto, cuando la investidura
parecía más probable- sino también al PSPV. En este caso,
reclamándole a Puig un Consell más reivindicativo.
Marzà está en ese Consell, del que es
jefe el secretario general del PSPV, Ximo Puig. Hay quien ha escrito
que Marzà no quería seguir en Educación. También hay quien ha
sugerido que el objetivo del maestro es coger las riendas del Bloc,
parte mayoritaria de Compromís, en cuanto entre en proceso de
renovación de cargos.
Las declaraciones de Marzà -remachadas
por otras de Oltra que recomendaba a Sánchez que no se presente a
las generales si no logra ahora la investidura- tenían lugar pocas
horas antes de la estratégica reunión de parlamentarios del PSPV de
este lunes. Reunión que, a buen seguro, sirvió para engrasar la
maquinaria declarativa socialista valenciana. Maquinaria declarativa
que luego tuvo continuidad en el almuerzo del secretario de
organización federal, José Luis Ábalos, con los grandes
empresarios de AVE. Mientras el ministro repetía que hay que
investir a Sánchez, los magnates encabezados por Vicente Boluda
clamaban de nuevo por la estabilidad política cada vez menos
probable.
Entremedias, a media mañana, Puig y
Marzà se veían las caras en la inauguración del curso escolar en
un colegio sin 'barracones', que es la terminología que se usa desde
la oposición para lo que desde el poder se suele calificar de 'aulas
prefabricadas'. Puig se negó -dijo- a “participar en esta escalada
verbal” abierta por su conseller (duele especialmente la alusión
comparativa de Sánchez con Rajoy). A Marzà, conseller de jornada,
le arropaban en este encuentro en las aulas dos compañeros de
coalición (la vicepresidenta Oltra y el alcalde Ribó) y le
acompañaba el vicepresidente por Podemos, Martínez Dalmau. Todos en
una foto con el president que olía un poco a pistoletazo de salida,
y no sólo escolar.
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