Mascarillas en València. VICENTE CLIMENT
Lo que en principio parecía una
cuestión sin importancia, parece ser que está tomando unas
dimensiones tremendas a juzgar por las medidas que se adoptan en
determinados países con respecto al avance del “Corona Virus”.
En la madrugada del sábado 7 de marzo,
el gobierno italiano ha cerrado una superficie similar a Cataluña,
Aragón y la Comunidad Valenciana, en torno a la provincia lombarda y
piamontesa.
Yo desconozco el origen, la
distribución y el efecto que puede tener el dichoso virus en la
sociedad mundial, pero algo no huele bien en esta función. No huele
bien el pánico bursátil en todo el mundo, llegando a perder cientos
de miles de millones; algunos lo llevan a 2 billones de dólares, las
pérdidas bursátiles, al pánico generado en los sistemas sanitarios
mundiales de tal forma que determinados especuladores están haciendo
un negocio macabro con el acopio de mascarillas, ensayos de
determinación del virus y demás productos sanitarios.
Alemania, Francia y Checoslovaquia
anuncian que no van a exportar material quirúrgico, fabricado por
ellos, a ningún país de la UE por si fuese necesario utilizarlo en
dichos países. Los hospitales están desbordados, cuando uno entra
en urgencias, el espectáculo es curioso, cientos de personas con
ligeros síntomas de constipado esperan las pruebas para eliminar o
afirmar que están contagiados por el Corona Virus.
Y así podríamos seguir “ad avernum”
que afirmaba Virgilio.
Cuando afirmo que “algo no huele
bien” en esta función, me refiero a que la información es muy
escasa. Me refiero a la información sensible. Los medios de
comunicación, en especial los locales, parecen que necesitan un
contagiado para sacarlo en portada. Parecen los “40 Principales”
del contagio y abren sus ediciones con “3 contagiados más, uno de
ellos un bebé”, y siguen: “40 contagiados en un funeral en
Álava” y por ahí.
Pero lo que no informan es la génesis
del contagio y los que son y su comparación con los fallecidos y el
espacio muestral de los mismos. Por ejemplo, no es lo mismo que ayer
falleciesen cinco contagiados por el dichoso virus, con edad media 30
años, que esos cinco tuviesen una edad que oscilase en el intervalo
de 85 a 90 años de edad. No deseo que nadie fallezca, pero
obviamente el sistema inmunológico, única defensa que tenemos
frente a los virus, de una persona de 90 años no es el mismo que el
de un joven de 30.
Ahora vamos a lo que realmente importa.
Italia, tan cerca, ha cerrado a 16 millones de personas en cuarentena
y los mismo hizo China y posiblemente algún país se descuelgue con
medidas similares en próximos días. Pero ¿qué ocurre en nuestro
país?, cada comunidad autónoma va por libre. Todas se deben al
Ministerio de Sanidad, respecto a actuaciones y protocolos, pero en
Valencia iban a comenzar las fallas y no sabíamos absolutamente nada
de nada respecto a su continuidad o medidas contra la posibilidad de
contagio ante una avalancha tan grande hasta el pasado día 10. ¿Son
los políticos los que no quieren tomar ninguna medida que levante en
armas a la población y los empresarios hosteleros?. No lo sé.
Y pongo un ejemplo para finalizar: En
una empresa cuyos empleados fichaban con la huella dactilar, se les
informa que, a partir de la recepción de la presente circular,
vuelvan a fichar de la forma tradicional por evitar contagios con el
dedo índice. Bien, ¿hay más contagio con el dedo índice de la
huella dactilar que los que pulsan el botón de un ascensor, se
apoyan en la barra del autobús o del metro o pulsan el botón del
agua del lavabo?. Lo dicho, algo pasa y no se lo que es. Contra el
virus, como dije aquí, puede haber, en breve, una vacuna, contra el
miedo y el pasotismo de los políticos, no.
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