El tabaquismo sigue siendo uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial. En pleno 2025, aún convivimos con una epidemia silenciosa que provoca miles de muertes cada año, no solo entre las personas fumadoras, sino también entre quienes se ven expuestas al humo de forma pasiva.
Durante la pasada semana, el compromiso del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre ha sido ayudar a todas las personas que quieren dejar de fumar, informar con rigor, desmentir mitos y ofrecer alternativas reales. "Porque dejar de fumar no solo salva vidas, sino que transforma vidas. Y porque cada paso que damos hacia un entorno sin humo es un paso hacia una sociedad más sana", afirma la Dra. Amina Bekki, neumóloga y especialista en tabaquismo en el Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre. Por esta razón, el jueves 29 de mayo se instalará una mesa en el vestíbulo del hospital donde se ubicará personal asistencial para informar y sensibilizar sobre el tabaquismo y que el paciente pueda valorar las diferentes alternativas para dejar de fumar.
La profesional quiere recalcar que "los efectos del tabaco afectan prácticamente a todos los órganos del cuerpo: desde el aparato respiratorio, con enfermedades como la bronquitis crónica, la EPOC o el cáncer de pulmón, hasta el sistema cardiovascular, provocando infartos, ictus y enfermedades vasculares. También está implicado en muchos tipos de cáncer, como el de vejiga, páncreas, esófago o cuello uterino" y subraya que "además, fumar durante el embarazo aumenta el riesgo de complicaciones, y el tabaquismo pasivo perjudica gravemente la salud de quienes conviven con personas fumadoras, especialmente niños".
Dejar de fumar
Fumar no es una simple costumbre ni una decisión puntual. Es una adicción crónica, causada por la nicotina, que actúa directamente sobre el cerebro y genera una fuerte dependencia física y psicológica. El humo del tabaco contiene miles de sustancias químicas, muchas de ellas tóxicas y cancerígenas. "La buena noticia es que nunca es tarde para dejar de fumar, -comenta la profesional-; los beneficios empiezan a notarse a las pocas horas: mejora la oxigenación, disminuye la frecuencia cardiaca y la presión arterial, se recuperan el olfato y el gusto, se respira mejor. A largo plazo, se reducen significativamente los riesgos de infarto, EPOC y cáncer. Y lo más importante: se gana calidad y cantidad de vida. Por eso es fundamental que las personas que fuman sepan que no están solas, que dejar de fumar es posible y que disponen de herramientas eficaces para conseguirlo".
Hoy en día, se cuenta con tratamientos bien estudiados que aumentan notablemente las probabilidades de éxito. Por un lado, están las terapias sustitutivas con nicotina —parches, chicles, comprimidos, sprays—, que permiten reducir los síntomas de abstinencia de forma progresiva y controlada. Por otro lado, se dispone de fármacos como la vareniclina, la citisiniclina o el bupropión, que actúan sobre los receptores cerebrales implicados en la adicción y ayudan a controlar el deseo de fumar. "Estos tratamientos, siempre indicados y supervisados por profesionales sanitarios, pueden combinarse con intervenciones psicológicas o de apoyo conductual que aborden los aspectos emocionales, los hábitos diarios y la gestión del estrés, claves en el proceso de abandono", afirma la doctora Bekki.
Acompañamiento profesional
El acompañamiento profesional es una de las claves del éxito. "Cada persona tiene su historia con el tabaco, su motivo para fumar y también su motivo para dejarlo. Escuchar, orientar, establecer un plan personalizado y mantener el seguimiento a lo largo del tiempo es esencial. Dejar de fumar no es simplemente un acto de fuerza de voluntad. Es un proceso que puede tener altibajos, y por eso necesita apoyo, información adecuada y, sobre todo, comprensión", afirma la especialista.
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