Vicente Almenar. Este fue el título de la gran película española ganadora por primera vez de un Oscar. Y me viene a la memoria para escribir esta colaboración en el Periódico de aquí, pensando una y otra vez el tema a desarrollar en este espacio.
Y es así de real. Todos los días, tanto las personas a título individual como colectivo, estamos destinados a comenzar de nuevo. De poco sirven los éxitos o los fracasos del pasado. Aquello pasó y sólo puede quedar bien el recuerdo, bien la experiencia, y aprovechar para obtener una buena lección.
El ejemplo más claro lo tenemos con nuestra selección de fútbol que termina de ganar de nuevo la Eurocopa de 2012, tras ganar su primer Mundial en 2010 y también la Eurocopa de 2008. Su condición de campeón de un torneo pasado no aseguraba volver a serlo en el siguiente. Algo más que salir de favorito debían de poner para lograr de nuevo alcanzar otra gesta. Y mucho hay ahí que aprender para nuestras tareas ordinarias.
En nuestros municipios ocurre lo mismo. Ahora ya traspasado la mitad del ejercicio de 2012, y estando en alta mar con la tormenta que nos está cayendo, valga esta similitud, para expresar las serias y gravísimas consecuencias de la etapa durísima que estamos atravesando, todos los días hemos de renovar nuestros deseos de seguir luchando por realizar las actividades propias de los que conforman un Ayuntamiento, autoridades y funcionarios trabajadores, de la mejor manera posible.
Reclamación
Nos lo reclaman los vecinos y nos lo debemos de reclamar todos a nosotros mismos. Corremos el riesgo cierto de equivocarnos pero hay que volver a empezar con la intención puesta en realizar un buen trabajo para la ciudadanía más próxima a cada uno de nosotros, siendo conscientes que toda actividad es importante por pequeña e insignificante que parezca. Cualquier ocupación puede convertirse en una ofrenda civil que reporta calidad de vida y haga más llevadera esta travesía de picos y valles escarpados, de grandes riesgos en poder atravesarlos y llegar asimismo a las llanuras plácidas.
Todos hemos tenido en nuestra vida, en cualquier faceta de la misma, muchos momentos y circunstancias para echar la toalla, pues no somos superpersonas y es cierto que cuando bajamos la guardia se nos hace de noche ante las dificultades que entraña atisbar soluciones pero si tenemos vocación de servicio, pasión por nuestros pueblos y ciudades y sabemos donde queremos estar, llegaremos más pronto que tarde a ese lugar deseado: el bien común y la mejora de las condiciones de vida deseada.
No podemos olvidar que hay vacilaciones en nuestro caminar y que desfallecer es de humanos. Hemos llegado al ecuador del ejercicio entrando de pleno en el segundo semestre del año y a todos nos queda muchas tareas que terminar, a veces incluso que comenzar, por lo que hagamos un renovado ejercicio de ilusión, trabajo intenso, constante y ordenado pues nuestros vecinos así lo esperan de nosotros, cada uno en su puesto.
Mucho afán de servicio todos los días. Mis mejores deseos.
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