Gente con mascarillas. EPDA Se acabó la
pedagogía. Coincidiendo con el primer brote social de coronavirus en
el municipio, el Ayuntamiento de Xirivella ha reforzado la presencia
policial en las calles y ha endurecido las sanciones por
incumplimiento del uso obligatorio de mascarilla en espacios
públicos.
Ayer mismo, la Conselleria de Sanitat informaba de la
detección de un brote vírico con tres contagios positivos cuyo
origen se sitúa en una fiesta de cumpleaños protagonizada por
jóvenes. Se están rastreando los contactos de los contagiados y se
les están practicando pruebas PCR para evitar la propagación.
Minutos después de conocer la noticia, la Concejalía de Seguridad
Ciudadana ordenaba el refuerzo de agentes en la calle e impartía
órdenes concretas de multar a todo aquel que no hiciese un uso
correcto de la mascarilla en la vía y lugares públicos. Al
finalizar el día se habían tramitado una decena de sanciones.
“Nos duele tener
que endurecer el control de la calle y generalizar las multas, pero
no podemos permitir que el incumplimiento de las normas por parte de
una minoría acabe afectando a la seguridad colectiva”, admite el
alcalde Michel Montaner.
Precisamente, es el colectivo juvenil el que
más preocupa a las autoridades, y a ese colectivo específico se
dirige la campaña de concienciación impulsada por el Ayuntamiento.
La cartelería difundida en las redes municipales refiere
irónicamente los tres premios posibles que se pueden obtener por no
llevar mascarilla: desde una “estimulante” multa de 100 euros a
un “boleto para el otro barrio” de un ser querido.
“La juventud
se siente inmune al virus y en muchas ocasiones le pierde el respeto,
pero hay muchas personas vulnerables a la Covid-19 cuya salud depende
de la concienciación colectiva y la responsabilidad individual; la
juventud debe estar a la altura de las circunstancias en un momento
crítico para el conjunto de la sociedad”, recalca el primer edil.
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