¿O no decantan las campañas publicitarias? ¿Y sí las principales empresas claramente confían en los medios (prefiero el calificativo de “informativos” a secas que de tradicionales)? Porque efectivamente así lo revela el Barómetro de Comunicación 2025 de la agencia Aletreo presentado esta semana.
Su estudio, realizado en el ámbito de la Comunidad Valenciana, refleja que el 76% de las empresas trabaja los medios tradicionales (prensa, radio, televisión). Solo el 24% no lo hace, aunque la totalidad (el 100%) sí que incluye en su estrategia la emisión de notas de prensa, la búsqueda de entrevistas, los artículos de expertos y otras prácticas habituales en la comunicación.
Y ese mismo análisis, basado en una encuesta de 25 preguntas a 75 empresas ubicadas en la Comunitat Valenciana de tamaño tirando a grande, exhibe otros muchos datos, como que el 64% de las entidades interrogadas no ha trabajado ni lo está haciendo en la actualidad con los denominados ´influencers’ –o, más correctamente en castellano, influenciantes-.
Este dato, objetivo, tangible y basado en el pragmatismo de la rentabilidad empresarial, contrasta con comentarios despectivos, hirientes, por parte de ciertos dirigentes minusvalorando a periodistas y medios informativos y a su capacidad de llegar a la población.
Y no me refiero únicamente al recurrente y siempre polémico presidente de Estados Unidos de América Donald Trump. En ámbitos geográficamente más cercanos y diferentes, empresarios o políticos –entre otros representantes sociales- de diversa índole se acogen a ese discurso que suman a su propia convicción de que colgando en alguna de sus redes sociales un anodino mensaje van a lograr la repercusión que anhelan. Que será ´viral´, ese hito mítico o vellocino de oro del siglo XXI al que tantos consagran sus esfuerzos, sueños e incluso sus perspectivas laborales. No suele ocurrir.
Quienes tienen la responsabilidad de organizar las campañas de comunicación de un buen puñado de grandes empresas valencianas no coinciden con esa premisa. Prefieren optar por lo seguro, por lo consolidado, por lo creíble más allá del desprestigio del sector socavado por cuestiones externas y errores internos.
Y tras esa primera disertación que certifica, siempre desde el punto de vista práctico de quien ha de invertir su tiempo y dinero en difundir su imagen, la relevancia de los medios informativos, llega una segunda reflexión, más genérica. ¡Cuánto se habla de comunicación y qué poco se analiza con informes y datos empíricos!
Me llama la atención cómo los diferentes partidos –da igual el espectro ideológico- suelen achacar múltiples fallos propios a “errores de comunicación”, algo que suena etéreo y que, en la práctica, equivale normalmente a eludir responsabilidades con una excusa genérica. “No lo hemos sabido transmitir” o “con todo lo que hacemos y nuestro rival comunica mejor haciendo mucho menos”. Igual no ha hecho tanto quien lo dice. O, efectivamente, lo ha hecho mal.
O puede que con la comunicación ocurra como con el fútbol, que demasiado aficionado piense que sabe más que el entrenador y considere que confecciona mejor las alineaciones o tiene la capacidad de extraer mayor rendimiento de su materia prima (la información o los futbolistas). Con esa óptica se dedican a sentar cátedra rozando el ridículo.
O incluso añadiría una tercera opción. Martín Linde, comentarista del celebérrimo concierto de año nuevo, comparó el pasado 1 de enero con acierto el vals con la existencia, o con la progresión en esta, para señalar que todo el mundo piensa que los demás lo bailan mejor. O que a los demás les va mejor en la vida.
Eso mismo podríamos atribuir a los retratos fotográficos. No me canso de escuchar con reiteración a numerosas personas quejarse de “lo mal que salgo en las fotos” frente a lo “bien” que aparecen otros. ¿No será simplemente una cuestión de percepción o de no aceptar la realidad de lo que ven?
Posiblemente ocurre como con la comunicación en la política, desarrollada en demasiados casos basándose en criterios más individuales que técnicos, en imposiciones subjetivas de altos cargos que en la escucha del público al que va dirigido el mensaje. Porque al final la base de todo la constituye la audiencia y, por extensión, interpretar lo que esta quiere.
Y, tal como demuestra el estudio de Aletreo, las grandes empresas tienen claro que confían en el trabajo de los medios de comunicación. Como El Periódico de Aquí, que cumple este año su 15 aniversario.
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