Y ha pasado la huelga. Los convocantes cifran la seguida en un 99% (creo que hubo un valiente que no la siguió…trabajaba desde casa y ahí los piquetes “informativos” no pueden “informar”). Las autoridades la cifran en un 10% de seguimiento, vaya, la cantidad de liberados sindicales que hay en comparación con los trabajadores.
La manifestación más o menos lo mismo. Los sindicatos cifran esta marcha principal en Madrid en unos cien millones de personas. Han venido autobuses del extranjero. La Comunidad de Madrid se pregunta : ¿de qué manifestación hablan? Los sindicatos creen que han movilizado a la sociedad entera y el Gobierno dice que se han movilizado cuatro y el del gato.
La huelga, por supuesto, ha transcurrido sin incidentes. Lo que dicen que eran amenazas a trabajadores que querían acudir a su puesto de trabajo, han sido únicamente consejos amables de compañeros que, haciendo pucheros, pedían porfa please, que se unieran a la huelga.
Esta huelga ha sido política. Los sindicatos, Méndez ( apodado el eterno) y Toxo ( apodado el mariscadas) han estado durante cuatro años viendo subir las listas del paro sin mover un dedo, repito, sin mover un dedo. Han estado cerca de un año negociando con la patronal una propuesta de reforma y no han podido llegar a hacer nada.
Lo único que hicieron fue una pantomima de huelga general que no convenció ni al más convencido.
Los trabajadores tienen TODO el derecho a protestar y a manifestarse ( los trabajadores y los ciudadanos) también ha hacer una huelga, pero uno no se explica porqué si hay una Ley de Libertad Religiosa, si hay una Ley de Seguridad Ciudadana , no hay una ley que regule el derecho a la huelga ¿porqué ese derecho tiene una extensión absoluta y el resto no?
Tres años de absoluto fracaso de en el dialogo social debería haberles costado el puesto tanto a Mendez como a Toxo, porque, veamos, si esas dos personas tienen la capacidad de tomar decisiones que me afectan a mi como ciudadano , yo no les he votado. No tienen porqué coartar mi derecho a la libre circulación ni al acceso a los centros comerciales.
Pero actúan con total impunidad y de esta forma, el derecho, el legítimo y necesario derecho a huelga se ve relegado a una herramienta política usada por sindicatos politizados que sirven a su señor.
La huelga general sólo va a servir para justificar las cuantiosas subvenciones que reciben los sindicatos de “clase”. Hay muchos otros sindicatos que están relegados al olvido eclipsados por el dominio hegemónico de estos dos líderes.
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