Le ha costado, pero finalmente Zapatero ha sucumbido. Ante la crisis y ante los suyos, que le pedían que adelantara las elecciones generales. La situación económica no se sostenía durante mucho más tiempo si no se producía pronto un cambio de gobierno y Zapatero, finalmente, ha comprendido que ya es historia y que el final de su mandato es imprescindible para que pueda comenzar una recuperación real y progresiva de la economía española.
El 20 de noviembre es el día elegido para el inicio del cambio. Una fecha que pasará a la Historia por conmemorarse dos acontecimientos fundamentales para este país: la muerte del dictador Franco y el fin político de Zapatero. El quinto presidente de la democracia quedará para la posteridad como uno de los más progresistas en el ámbito social, en su primera legislatura, con la aprobación del matrimonio homosexual por ejemplo, pero como un presidente que no supo gestionar bien una crisis que negó hasta que ya nos había engullido.
Zapatero se va por la puerta de atrás y dejando un país hecho unos zorros, con casi 5 millones de paro, y abocando a su partido al peor resultado electoral en unas elecciones autonómicas y municipales, arrastrando al fracaso a miles de alcaldes y alcaldesas que habían hecho un trabajo impecable.
Tras el Zapatero de los falsos brotes verdes llega Rubalcaba. Alfredo para los militantes, Rubalcaba para los españoles. El Rubalcaba de los gobiernos de Felipe González. El Rubalcaba de los gobiernos de Zapatero. El Rubalcaba del 'caso Faisán'. El Alfredo Pérez Rubalcaba candidato a las elecciones generales por el PSOE que tiene la fórmula para salir de la crisis y revitalizar la economía, pero que no ha puesto en práctica mientras ha sido vicepresidente del Gobierno de Zapatero. O el Rubalcaba que quiere virar a la izquierda cuando su partido ha hecho una reforma laboral inútil con la oposición de los sindicatos y hace guiños populistas a los indignados con los bancos, anunciando impuestos especiales para la banca, la misma a la que su jefe le regaló el dinero de los españoles para sanear sus cuentas.
Pero también llega el Rubalcaba inteligente, sagaz, manipulador y buen orador. Y con él, el PSOE tiene cierta esperanza de, si no ganar a Mariano Rajoy, sí al menos no sufrir la peor derrota de la historia de la democracia. Porque lo que está claro es que, después de estos tres años de crisis y desgobierno zapaterista, no hay sucesor, por muy listo que sea, que pueda convencer al pueblo español de que lo que España necesita es que siga gobernando el Partido Socialista. Como solía exclamarse antiguamente como expresión ritual en la sucesión de las monarquías, ''el rey ha muerto, ¡viva el rey!'', que en estos momentos se convertiría en ''Zapatero ha muerto. ¡Viva Rajoy!''.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia