 Susana Gisbert. / EPDA
                    Susana Gisbert. / EPDAEstoy segura de que, a la mayoría de gente, si le preguntamos por quién cantaba el tema “Y viva España”, nos diría que lo interpretaba Manolo Escobar y, en cuanto a la autoría, si no era él, lo habría compuesto alguien español y muy español. O sea, español hasta las trancas. 
Confieso que yo misma hubiera dicho eso exactamente si no hubiera leído, hace unos días, acerca del fallecimiento del compositor belga Leo Caerts, autor del pasodoble en el que se basó “Y viva España” de Manolo Escobar.
¿Perdón? ¿Belga? A más de un español de pro le debió de dar un pampurrio al saberlo, si es que se ha enterado, o le dará si alguna vez lo sabe, pero es así. Según san Google, ayudado por su prima la Inteligencia artificial, la melodía original era un pasodoble belga llamado “Eviva España” compuesto en 1971 por el susodicho Leo Caerts junto con Leo Rozenstraten. Ahí es nada. De hecho, al primero se le concedió en su día el título de ciudadano de honor de Madrid por su musical gesta.
Pero ahí no acaba la cosa. La canción saltó a la fama con Sylvia Vrthammar, cantante sueca, que consiguió ponerla en el primer lugar de las litas de éxitos británicas durante la friolera de 39 semanas y vendió un millón de discos, en la época en que los discos se vendían a cascoporro.
Y, por si la globalidad de la canción no fuera suficiente, también la pretendió una cantante israelí, Hanna Aroni, que quería grabarla en español e inglés con la creencia de que la original sería en nuestro idioma. Pero al final fue Manolo Escobar quien se llevó el gato al agua y convirtió “Y viva España” en un himno por siempre jamás.
Aunque, para quienes la han convertido, además, en un símbolo de la españolidad más patriótica, convendría recordar algunas cosas. Nuestro “Y viva España” fue compuesto por un músico belga, con una letra en neerlandés escrita por un compositor flamenco, la popularizó en Reino Unido una cantante sueca, y la trató de reeditar una israelí a la que ganó la partida un español casado con una alemana. Para que luego se quejen de la globalización y la inmigración.
Así que vaya desde aquí mi homenaje al autor belga y mi agradecimiento al amigo, también belga, que me hizo llegar la noticia.
Una noticia que, de paso, sirve para comprobar que las cosas no siempre son lo que parecen y que, lo que teníamos por la canción más española del mundo, es, en realidad, una de las más internacionales. 
									
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