Jaime García.
Hay que salir de la
crisis con dignidad, no lanzando órdagos como hacen algunos. En el Estado de
la Nación Rajoy manifestó que va disminuyendo el paro, que se va superando la
crisis, que el horizonte va despejándose poco a poco. Sus palabras levantaron
una gran polvareda política, críticas y burlas. A esta manifestación política
llamaron mentira, engaño, humo, no tener los pies en el suelo y otras cosas
peores.. Así suele expresarse la izquierda radical y algunos que no lo son
tanto. Hay que sembrar vientos, hablar del triunfo de la utopía y poner al
gobierno de España patas arriba. El porvenir económico dicen huele a podrido;
los pronósticos no ofrecen esperanza alguna… Esta visión desoladora de España
es miel para cierta izquierda, que intenta atraer aquellos ciudadanos que
padecen y sufren.
La macroeconomía, que
con tanto desprecio se cita, no viene del cielo, es la suma de todas y cada una
de las pequeñas microeconomías. Hoy los españoles consumen un poco más,
compran más automóviles, cubren sus hipotecas… Todos los meses la inflación es
negativa y con ello los trabajadores ganan poder adquisitivo.
El rencor y el
resentimiento nublan el juicio, la serenidad aguza el entendimiento. Si
gastamos nuestras fuerzas en descalificar al gobierno, tendremos la obligación
de ofrecer un programa mejor y más completo. Las promesas se las lleva el
viento. No se ganó Zamora en una hora ni se pescan truchas a bragas enjutas.
Hay que ofrecer un programa serio de ideas claras, que no intente vencer, sino
convencer. Los engañifles están de sobra, lo que vale son las razones y no las
palabras huecas y falsas. Horacio ya advertía que las palabras dichas no
tienen vuelta y las palabras y plumas, el viento las lleva.
El desencanto es una
trampa, siembra el desaliento y nubla nuestras ideas. Cierta prensa se ha
dedicado a demoler cuanto ha hecho el Partido Popular. La insolidaridad se ha
convertido en crítica feroz. Julián Marías decía: “se tolera que alguien sea
lo contrario, pero no se acepta que alguien sea diferente”. Sigue existiendo
una visión estrecha y provinciana de la política. Se ha puesto de moda el dar
“marcha atrás”. Los grupos políticos se aíslan y no buscan la convivencia,
incluso conminan los avances y ofrecen una democracia irrealizable,
químicamente pura, capaces de convertir nuestra vida en un infierno. Me refiero
a esa política para quién todo funciona mal. Mete el pesimismo en el alma del
pueblo y destruye la posibilidad de cualquier proyecto interesante. Conmueve
ver hoy la imagen plañidera de España en ciertas tertulias televisivas. Hoy
nuestra política se llena de cantos de sirena, de espacios fotogénicos. Se
ensalza a la juventud y se desdeña la madurez. Hoy la gerontocracia tiene mala
aceptación. Se ignora que el buen vino años quiere y que la experiencia es más
necesaria hoy que nunca. En política lo importante no son las palabras, sino
los hechos. Los filósofos antiguos decían: “las palabras vuelan, los hechos
permanecen”. No importan los mensajeros, lo verdaderamente importante son los
mensajes. Queremos respuestas útiles, constructivas, racionales y posibles, no
ocurrencias peregrinas y utópicas. Yo no conozco soluciones simples para problemas
complejos. Nos asomamos a ciertas tertulias televisivas y nos sorprende la
exposición de soluciones fascinantes. Muchos españoles quieren encontrar la luz
en las cavernas, en ese radicalismo incivil que solo siembra vientos, utopías y
nada de trigo.
Las urnas están
cerca. Se abren las compuertas de la demagogia. Los mensajeros cruzan de norte
a sur y de este a oeste. Revisad las mercancías. Nuestra decisión podría ser
letal para España. Una cosa es contemplar el cielo iluminado por los fuegos de
artificio político y otra muy distinta la realidad mostrenca de cada día. No
creamos que con dar la vuelta al calcetín hemos resuelto el problema. Algunos
quieren romper el sistema, proponen una España nueva y pasar página a la
transición. No es oro todo lo que reluce. Por la boca muere el pez. PODEMOS no
es una ficción. PODEMOS es el fruto de una sociedad envuelta en la corrupción
y en la crisis económica. PODEMOS aprovecha vorazmente el momento para
triturar nuestra libertad. Es una nostalgia del totalitarismo y del marxismo
que aprovecha el desencanto para volar nuestro sistema democrático. Ahora dicen
digo, luego dirán Diego. Ustedes saben que una cosa es prometer y otra dar
trigo, una cosa es gobernar y otra ofrecer utopías. PODEMOS llora con un ojo, y
ríe con el otro. No olvidemos que quienes siembran vientos, recogen tempestades.
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