Pleno celebrado esta tarde en Canet. EPDAAjenos a los que ocurría en la tarde de ayer en la Ciudad de la Justicia de Valencia, los ciudadanos de Canet seguían con su cotidianeidad. Vecinos paseando a sus mascotas, otros haciendo running o caminando pasaban a escasos metros de la casa consistorial. A las puertas de su entrada principal, dos pequeños corrillos. Y es que la casualidad hizo que horas después de que se conociera la detención del hombre que durante décadas ha sido el encargado de velar por la legalidad en la gestión de los recursos de los vecinos de este pueblo de Camp de Morvedre estuviera prevista la celebración de una sesión ordinaria de pleno donde, esta vez sí, no iba a estar el secretario municipal.
La situación revestía una enorme gravedad. El fedatario público del Ayuntamiento de Canet declaraba en ese momento ante el titular del juzgado de instrucción número 12 de Valencia por supuestos delitos de prevaricación, malversación o tráficos de influencia. Pero, contrariamente a lo que se hubiera esperado, en el interior del salón de plenos todo discurría con una aparente y extraña normalidad.
Al inicio de la sesión, el alcalde leía un escueto comunicado, rubricado por todas las fuerzas políticas con representación en el pleno municipal, en el que se informaba de su intención de solicitar al órgano competente la suspensión cautelar o la apertura de un expediente al detenido. Primera y casi única vez que se aludía a José Antonio Sancho en la casa consistorial.
Minutos después de esa lectura, un periodista interrumpía momentáneamente la sesión para dar la noticia del día: prisión provisional sin fianza y comunicada para el secretario municipal. Lo hacía ante los concejales de la corporación y ante un aforo de más de medio centenar de vecinos de la localidad. Las reacciones a esta bomba informativa se limitaron a dos o tres comentarios en voz baja de varios asistentes al pleno y, sorpresivamente, nada más.
Volvía esa extraña normalidad que tanto podía sorprender a un observador externo. Se hablaba de gestión económica del gobierno local, se sucedían los debates entre representantes de unos y otros partidos sobre cualquier cosa, se seguía en definitiva el orden del día -como si de uno cualquiera se tratara- que anunciaba la secretaria accidental.
Cualquiera que estuviera familiarizado con el funcionamiento de las sesiones plenarias podía intuir que lo mejor estaba por llegar. Era cuestión de esperar. Mientras tanto, algunos detalles alertaban de un cierto nerviosismo. Continuas consultas del móvil por parte de algún que otro concejal. Salidas del salón de plenos del alcalde acompañado por otro miembro del equipo de gobierno..., pero nada más. Concluyeron los puntos del orden del día y tocaba el turno del apartado de ruegos y preguntas. Fueron interviniendo los concejales de la oposición, Compromís, Esquerra Unida, IPC, y el nombre de José Antonio Sancho continuó sin salir.
Mutismo absoluto. Hasta que llegó la concejala socialista Reyes Antoni. A ella no le tembló la voz al afirmar que habían advertido por activa y por pasiva sobre lo que iba a pasar, que habían pedido la salida de esta persona de la administración local, que no tuvieron el apoyo de nadie en esta batalla. Mostró su hartazgo porque el nombre de Canet saliera en las noticias “por las historias de esta persona”. Y advirtió de que “mucha gente saldrá afectada por esto”. Antoni acabó diciendo que “aunque él diga que lo queremos mucho, yo no lo quiero en absoluto”. El alcalde se escudó: todo era una cuestión de dinero. El interventor habló de competencias ajenas al Ayuntamiento.
Pese a todo la justicia sigue su curso, ajena efectivamente a los representantes públicos y funcionarios del Consistorio de Canet, y la investigación poco a poco desevelará muchas incognitas que hoy también quedaron por resolver.
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