Porque todos amábamos verte huyendo muy lejos de aquel presidio mientras la turba del sábado noche esperaba diabólica lincharte en aquel rutilante cementerio de coches. Cuando sólo JANE FONDA y MARLON BRANDO eran tus ángeles de la guarda, bajo aquella dudosa luz de luna.
Como jamás podremos olvidarte en las más solitarias e inhóspitas montañas donde a duras penas construiste tu último refugio, antes de que de un sólo plumazo todo, incluido tu corazón, fuera pasto de las más crueles e indiferentes llamas. Que quizás nunca la soledad, la desesperación, la locura, la divinidad de la naturaleza y la leyenda, fueran tan bien encarnadas en la gran pantalla. Ya eterno pues bajo aquel increíble abrigo de piel de oso.
Hasta que contrajiste ese fértil matrimonio cinematográfico con el otro monstruo del
momento, MR. PAUL NEWMAN, con el que todavía no sabemos si seguirás de correría en correría por el glorioso far west, tras uno de los saltos del ángel más famosos de la historia. Aunque de una cosa sí que estamos seguros: todavía os andarán buscando sin descanso todos aquellos chicos listos que engañasteis hasta llevarlos a la mismísima ruina. En aquel fantasmal chiringuito de apuestas que Paul y tú tan sabia y picaramente, regentabais en CHICAGO.
Hasta que llegó, como no, MERYL STREEP, y nos tuvisteis que pintar por sorpresa el fresco más hermoso que quizás en celuloide se ha pintado desde África -sólo quizás tras la propia REINA DE ÁFRICA del maestro HOUSTON, sólo tal vez entonces detrás de BOGART y la HEPBURN-. Culminando como no tal obra maestra, con aquel magnífico brindis terminal de la Streep por la " cándida adolescencia!". Y tú siendo ya eternamente visitado en aquella hermosa y secreta ladera por el rey de los animales.