Este martes daba comienzo la XIV legislatura, con la constitución de las Cortes, tras las recientes elecciones del pasado 10 de noviembre, y tener que repetirlas después de escasos seis meses de las anteriores, porque Pedro Sánchez afirmó entonces que un hipotético gobierno con Iglesias y su formación de Podemos, campando en puestos estratégicos del gobierno, "le quitaba el sueño". Esa fue la justificación entonces.
Más allá de la verbena de acatamiento de la Constitución de quienes quieren precisamente convertirla en papel mojado, no deja de ser anecdótico que la toma de posesión de quienes, como la CUP, han venido a sabotear la institución, a hacerla ingobernable, se produzca a escasos días de su aniversario.
Pero en estos algo más de 6 meses algo debió cambiar. Iglesias y Podemos, en menos de 24 horas alcanzaban un principio de acuerdo con el Psoe de Sánchez, del que no han trascendido detalle de su contenido. Los fabricantes de "dormidina" se frotan las manos.
Junqueras, en su visita como preso preventivo a la toma de posesión de hace 6 meses, ya le manifestó a Sánchez, que tenían que hablar, y ahí siguen. El primero, condenado por sedición, queriendo avanzar hacia la autodeterminación y el segundo queriendo ser investido.
El Presidente en funciones, recuperó la voz esta semana, para afirmar que no habrá terceras elecciones. Ya sabemos que ocurre con las promesas de Sánchez y sus cambios frecuentes de criterio, pero salvo que tenga ya un pacto secreto con ERC, no podemos tenerlas todas con nosotros.
Mientras, por si fuera necesario, la izquierda mediática, pretende blanquear de cara a la opinión pública un mensaje, que obligó entonces a Sánchez a abandonar la Secretaria General de su partido y, que ahora, no pasa nada por pactar con Bildu en Navarra los presupuestos o considerar a los secesionistas de ERC, un alma gemela, ser parte de la izquierda progresista y asumir su lenguaje independentista al hablar de "conflicto político".
Algo, que por cierto, Borrell y Bono, no lo comparten. Es más, este último los calificaba de "carlistones antiguos", pero son en quienes confían Sánchez e Iglesias para sacar adelante la investidura.
Y en esa encrucijada nos encontramos. Sánchez empeñado en sacar la investidura con Junqueras, salvo que rompa su acuerdo con Podemos e Iglesias, algo que no parece quiera que ocurra porque el líder de los socialistas, no está dispuesto a hablar con los constitucionalistas del PP y C´s para gobernar solo, como manifestó en la corta legislatura anterior.
Por si acaso "los mediáticos" se afanan, llevamos así 24 días, en acusar a Casado de rechazar un acuerdo que nadie de Sánchez y su entorno, le ha ofrecido.
Y mientras, el Psoe y el resto de socios, consultan a sus bases, no para preguntar si el contenido del acuerdo pactado es bueno o no, porque simplemente no se conoce, sino como me trasladó un dirigente socialista, era una consulta para ratificar a su líder.
Y así están las cosas, con un Psoe dócilmente entregado a un hombre capaz de todo, por conservar el poder.