¿Cómo fue el momento en el que entró en política?
Mi primera experiencia política real fue cuando fui diputado en Les Corts Valencianes cuatro años. Siempre he sido una persona con gran activismo político, mucho activismo social en las calles, tenía mucha vinculación con ello, aunque realmente creía poco en la política y era uno de los desencantados de los que sufrían desafección y también de los que pensaba que en las calles estaba la política real. Tuve la segunda oportunidad con este puesto de trabajo. Me ofrecieron trabajar en este puesto haciendo aquello de lo que yo venía realizando y en lo que pensaba que podía aportar con mi experiencia laboral. Está acabando la legislatura y creo que es más necesario que nunca un tercer Botànic, porque la dinámica social, política, social y económica de la Comunitat valenciana no puede frenarse. Era necesario el primer Botànic, el segundo también, pero el tercero es todavía aún más necesario, somos un faro para el resto de comunidades.
"Está acabando la legislatura y creo que es más necesario que nunca un tercer Botànic, porque la dinámica social, política y económica de la Comunitat Valenciana no puede frenarse"
¿Ha cumplido sus expectativas esta forma de hacer política?
Al 100 %. Soy economista, todo el mundo me pregunta siempre si soy agrónomo porque siempre he trabajado rodeado de agrónomos. Venía de otras dinámicas y fui el primero de mi familia que consiguió sacar una carrera universitaria. Cuando terminé opté más por dedicarme al ámbito social. Tenía claro que quería trabajar y orientar mis capacidades como economista en cooperación. Entré muy rápidamente en el sector y estuve trabajando cuatro años en Marruecos. Cuando me llaman para ser director general podrían haberme dado cualquier otra de carácter más político, pero me dieron esta precisamente por mis capacidades y mis conocimientos en el sector. Hasta ahora solo he hecho que disfrutar de mi trabajo, he estado con el sector lo conozco de fuera, me ha abierto muchas más puertas. Me habré equivocado en muchas cosas como todo el mundo, pero he conseguido montar un gran equipo y trabajar con recursos limitados, hemos conseguido muchos logros y han sido por el gran grupo de trabajo muy implicados. Todos tienen una gran vocación del servicio de cara al sector. He tenido la suerte de encontrar gente fantástica. El sector tiene una estructura para trabajar muy buena. Todos los recortes que hubo durante el gobierno del Partido Popular se hicieron en esta conselleria con gran intensidad, la desmantelaron toda y recuperar eso en ocho años ha sido muy complicado.
¿Cree que tras la pandemia y en estas dos legislaturas se ha puesto mucho más en valor la labor de la agricultura?
Por supuesto. Cuando llegó la pandemia llevábamos menos de un año de legislatura, gestionar todo y que haya ido bien me parece increíble. La pandemia ha tenido cosas buenas y se han repetido mucho porque ha puesto en valor el sector agroalimentario y su importancia. No es que no la tuviera, pero la sociedad por fin se dio cuenta de que tener un sistema agroalimentario potente en toda la cadena es fundamental. A pesar de que la gente arrasara en los supermercados nunca faltó ningún producto. Este año hay una merma en la fruta del hueso muy grande, el kaki está al 40 % por todas las heladas del año pasado y a pesar de eso sigue sin haber desabastecimiento, nosotros somos la despensa de Europa. Tenemos un mercado del sector muy grande y la gente se ha dado cuenta o al menos lo hemos intentado transmitir. Se ha reconocido a los productores que es una figura que nunca se le había dado la importancia que tienen, nos ha ayudado a explicar cómo funciona la cadena agroalimentaria y para que el consumidor tenga también todo el conocimiento para saber que es importante consumir primero los productos locales porque todos ganamos. Los cítricos han sido el producto más emblemático, tienen claro que quieren consumir naranjas valencianas porque son mejores y ayudan a los productores de nuestro territorio. Lo mejor que tiene la Comunitat Valenciana son sus productos.
¿El sector ecológico es una moda pasajera o está asentada en la sociedad?
Cuando llegamos en 2015 no estábamos en los vagones de cola, pero casi. No es porque el sector ecológico en la Comunitat Valenciana no existiera, estaba muy cohesionado con mucha historia y las primeras certificaciones de ecológico nacieron en parte de aquí cuando aún no existía el sello europeo. En 2015 había solo 5 millones de euros para todo el sector ecológico, para todo el periodo de la PAC y con eso evidentemente el sector no podía "explotar". Se criticó mucho diciendo que este sector solo representaba menos de un 10 %, el resto era convencional y que, por tanto, todas las ayudas tenían que ir allí. Es un sector que da respuesta a algunos de los problemas que tenemos a nivel global como es la emergencia climática, es rentable y tenemos unas condiciones muy propicias para producirlo, ¿por qué no tenemos que impulsarlo? Para 2030 el indicador que ha puesto Europa para su tasa de superficie ecológica es del 25 %. Hay que llegar ahí y nosotros estábamos muy atrás. Se elaboró el primer Plan Valenciano de Producción Ecológica, participaron más de 1500 personas, se hicieron muchos talleres de manera participativa y escuchando las necesidades del sector. Todas las actividades y proyectos que se realizaron tuvieron un 'boom' y ahora somos el referente a nivel estatal y uno de ellos a nivel europeo en producción ecológica, hemos pasado a las posiciones delanteras. Somos una de las comunidades que mayor está creciendo en cuanto a superficie, producción, volumen de ventas y representamos ya el 25 % de producción en valor de mercado de toda España. Estamos creciendo al triple de lo que crece la Unión Europea y al doble de la media estatal. No solo cumplimos con lo que nos pide Europa, sino que al ritmo que vamos llegaremos por encima de ese 25 % y vamos a ser contribuidores netos a que otras regiones que no puedan llegar podamos ayudarle. No es una moda, es una realidad. Podemos estar a favor o en contra de lo que diga Europa, pero la cuestión es que lo dice y tenemos que cumplirlo. Debemos intentar que nuestros productores tengan las mejores herramientas para que cuando vayan eliminando esos productos, nosotros tengamos esas alternativas. Queremos cumplir con esa reducción de hasta el 50 % de productos de síntesis, lo estamos haciendo bien, y estamos adelantándonos. Pensamos que en la proximidad está también el paso para avanzar en la producción ecológica. Es una visión de mejorar nuestro entorno.
¿A qué retos se enfrenta el sector agroalimentario en la Comunitat Valenciana?
El sector siempre está luchando contra la competencia, especialmente la externa. Los retos no han cambiado. Muchas veces Europa o incluso el propio estado no suele entender algunas dinámicas y por desgracia no siempre se legisla aterrizando en el ámbito local cuando son estructuras un poco superiores. En gran parte del sector lo que más daño nos hace es el intrusismo. En la citricultura no entendemos que los consumidores consuman producto de fuera cuando tienen el producto valenciano, eso Europa tendría que defenderlo. Cuando exportamos fuera de la Unión Europea nos piden unos requisitos que muchas veces son draconianos. Y en el caso de lo que entra de fuera es más flexible Europa. Uno de los grandes logros que conseguimos fue el tratamiento en frío de los productos cítricos que entran de Sudáfrica, lo que viene siendo lo mismo que nos piden a nosotros cuando exportamos. La Unión Europea debe activar normas de reciprocidad, lo que a nosotros nos piden para afuera que a ellos se lo pidan cuando quieren importar. Los tratados de libre comercio no están mal, pero están mal diseñados, deberían separarse en mi opinión. Al final la agricultura termina siendo la moneda de cambio siempre. El sector valenciano ha perdido siempre en estas cuestiones. El gran reto es que el agricultor reciba un precio justo. Está siempre sobre la mesa y siempre lo están pidiendo. Nosotros no tenemos una agricultura excesivamente subvencionada. Mucha gente cree que el agricultor se mantiene gracias a las subvenciones, la agricultura mediterránea por desgracia es la menos subvencionada que hay, incluso tenemos sectores que no reciben ni un euro de ayudas. En cambio, hay otro modelo, como los cultivos continentales que se llevan gran parte de estas ayudas de la PAC porque nació así. No tenemos agricultores que vivan de rentas, viven del trabajo diario en el campo. Hay que hacer entender la importancia que tiene que reciban un precio justo. El consumidor debe ser consciente de lo que paga y luego actuar en toda la cadena. Hay que velar para que cuando llegue el producto al consumidor el precio pagado por ello haga que ganen todos. Supone hacer un esfuerzo.
¿Es una dinámica común en todo el país o la Comunitat Valenciana es de las más perjudicadas?
La batalla por unos precios justos en común en todo el sector y todas las comunidades, pero tenemos diferencias. Si le hemos hecho entender a toda Europa la importancia que tuvo el sector agroalimentario valenciano para que no hubiera desabastecimiento fue precisamente porque el sur de la Comunitat Valenciana es parte de la despensa de todo el continente. Entendemos que tiene que valorarse las necesidades de agua en base también a que se aporta al consumidor y eso es lo que hemos criticado. Para nosotros el tema del agua es algo innegociable. No es algo que reclamemos solo para los valencianos, esto es política general porque todos consumimos esos productos. En un futuro podríamos tener problemas a la hora de suministrar ciertos productos con la calidad y precio adecuado.
¿Cómo trabajáis en localidades de interior que sufren despoblación?
Desde la dirección general llevamos el programa 'Leader' es el más antiguo de la UE con casi 30 años de desarrollo rural y de lucha contra la despoblación. Ha durado tanto precisamente por su característica de enfoque participativo, no son ayudas que estructuramos desde aquí. Este programa se estructura en grupos de acción local, tenemos 11. Ellos elaboran su estrategia de desarrollo local y está pensada en los proyectos que ellos van a necesitar en este entorno. Son micro proyectos, pero tienen una fuerza brutal, de hechos existen más de 1000 proyectos por todo el territorio y han sido caso 32 millones de euros invertidos. Están muy centrados en lo que se hace en cada territorio. En el ámbito rural muchas veces solo hay una oportunidad, no puedes equivocarte. Estas ayudas te permiten esa segunda oportunidad y están muy pensadas en ello. Ahora estas ayudas están muy orientadas a la iniciativa privada. En las zonas de interior como la Plana de Utiel-Requena solicitan empresas para micro bodegas, equipamiento… Tenemos un volumen de petición de proyectos elevadísimo, más de 300 proyectos en toda la Comunitat Valenciana.
"El sector del cava de Requena es el de mayor calidad en estos momentos en toda la DO cava y no se merece no tener nombre"
¿Qué papel juega esta conselleria en el proceso judicial para la denominación oficial de 'Cava de Requena?
En esta dirección general llevamos todas las figuras de calidad. Esas tienen un Consejo Regulador que gestiona la figura de calidad, inspección, certificación y promoción. Nosotros tenemos una ayuda específica a la promoción, las tutelamos porque son de carácter público-privado y en el cava en concreto como administración pública formamos parte del Consejo Regulador con voz, pero sin voto. Cuando se inicia el proceso necesario para buscar la calidad de segmentación y zonificación para que los cava sea significativos en cada territorio. Cuando se zonifica al sector le parece bien porque son producciones muy limitadas y de calidad. Cuando se inicia el proceso político me involucro personalmente en él. Antes de cada pleno me reunía con ellos para transmitirles los intereses del sector con una visión más política y menos técnica y de hecho muy bien, orientamos muy bien la segmentación. De hecho, ahora todos los cavas de calidad tienen que ser ecológicos y en la zona de Utiel-Requena tienen condiciones casi naturales de producirlos así. Todo fue bien hasta que llegó el nombre, les hemos explicado que nosotros llevamos 40 años llamándolo cava de Requena, la asociación también tiene ese nombre y que no había ningún problema con la DO Utiel-Requena y que todos estaban de acuerdo. Pusimos sobre la mesa unas cuestiones de porqué se tenía que llamar así, pero ellos nos planteaban otros problemas. En Requena la única forma autorizada para que haya cava es el municipio en sí, uno de los objetivos de la DO es indicar el territorio al consumidor. Tenemos la mayor densidad de viticultores de toda la DO cava en un municipio, alrededor de 700 registrados. Siempre lo defendimos, intentamos agotar todas las vías políticas, pero al final jamás se ha votado en la DO cava que se pueda llamar o no Requena, simplemente no nos han dejado llevar ese nombre, cualquiera otro sí, pero este no. Tras esto solo vimos la vía de la justicia, se presentaron tres demandas y se aglutinó en una y ganamos, se nos dio la razón en todo. La sentencia rebatía todos los argumentos de los que estaban en contra y era muy contundente y mantuvimos que debían hacer un gesto hacia esta zona y reconocer el nombre de Requena. Siguen sin compartir nuestra visión y votaron a favor de recurrir, pero con diferencias, por primera vez hemos roto la unanimidad. Caben dos opciones que el Tribunal Supremo desestime el recurso o que entienda que hay que seguir adelante. Esperemos que lo desestime porque si continúa es una cuestión que durará años. El sector del cava de Requena, el de mayor calidad en estos momentos en toda la DO cava no se merece no tener nombre. Ya empieza a ser reconocido, tiene un potencial de crecimiento muy grande y que ya se consume todo el año.