Que las polÃticas públicas contra la despoblación han ido sumando, a dÃa de hoy, un fracaso tras otro es algo más que evidente. Pero que sean esas propias polÃticas las que disparen, una vez tras otra, contra el corazón de la España vaciada es un caso digno de estudio. La última ocurrencia de la Diputación de Valencia, cerrando las bases de Divalterra en un importante número de municipios de nuestra comarca, es un ataque frontal a la supervivencia de nuestros montes y de nuestros pueblos. n Si las pocas opciones de conseguir empleo en esta zona van desapareciendo, junto a ellas se irán las esperanzas de ver revertido el proceso de despoblación que tanto afecta a la comarca de La SerranÃa.
Cuando la población no tiene trabajo, el cambio de residencia puede demorarse durante unos años, pero acaba siendo una apuesta segura.
Si a esta realidad añadimos la necesidad de cuidar los montes, de prevenir incendios y de mantener en condiciones las áreas recreativas para disfrute y seguridad de todos, el llamado "proyecto de remodelación" no es más que la desaparición de la Diputación de Valencia, del Ayuntamiento de ayuntamientos, en una función primordial como es la gestión forestal. Cargar a los ayuntamientos con más competencias, pero sin más financiación, no es más que pretender un culpable, en vez de querer alcanzar una solución.
El medio rural necesita ser atendido de forma inmediata y sin parches. Y necesita serlo tanto de forma preventiva como en las actuaciones necesarias en caso de emergencia. En estos casos, la lejanÃa de las bases puede ser fundamental para aumentar exponencialmente la gravedad de un incendio.
Luego lloraremos las consecuencias, pero ahora estamos aún a tiempo de evitar las causas.
Desde el Partido Popular de La SerranÃa, nos oponemos frontalmente a este proceso de remodelación. Por todo lo expuesto anteriormente, desde Benagéber pedimos un análisis serio y riguroso de las necesidades del suelo forestal de nuestra comarca y no vamos a consentir improvisación, descoordinación y ausencia total de lógica en este proceso. Las bases deben quedarse como están, mejorar sus dotaciones y ampliar, con ello su eficacia. Nuestros montes lo merecen y nuestros pueblos también.