El presidente de la entidad catalana Caixabank, Jordi Gual, ha negado este martes que la
entidad que preside recibiese presiones polÃticas para trasladar su sede
social fuera de Cataluña en los dÃas posteriores al 1 de octubre de
2017.
"En ningún momento recibimos ningún tipo de presión
polÃtica. (...) La decisión, dolorosa -trasladar la sede social a
València-, se tomó con el objetivo de proteger el trabajo de los
empleados, los ahorros de los clientes y la inversión de los
accionistas", ha asegurado en su comparecencia en la comisión de
investigación del 155 en el Parlament. Sobre un posible retorno de Caixabank a Barcelona, Gual se ha limitado a responder que "están muy bien" en su sede de València.
El presidente de Caixabank ha admitido que
llegaron a contactar con el Gobierno central para ver si podÃa cambiar
su sede social "de manera ágil", del mismo modo "que lo hicieron otras
entidades".
Gual ha defendido que "gracias al cambio de sede y a
que se convocaron elecciones" los flujos de ahorros que salieron del
banco la primera semana de septiembre -que ha cifrado en 7.000 millones
de euros- se fueron recuperando hasta estabilizarse a finales de 2017.
Estas
salidas consistieron principalmente en "depósitos privados" y no de
fondos estatales, según ha detallado Gual en respuesta a preguntas de
los diputados.
"El banco tenÃa amplÃsima liquidez, pero esa
situación se tenÃa que cortar en seco, porque para un banco no hay nada
peor que se genere pánico bancario", ha explicado sobre las primeras
semanas de octubre de 2017.