ImagÃnense que mientras disfrutan de sus vacaciones leyendo este periódico, alguien sin ser invitado se cuela en su casa. Ante esta circunstancia pedirÃa amparo a la justicia y más vigilancia al gobierno. EstarÃamos todos de acuerdo en intervenir frente a este abuso.
Ahora no se imaginen, sepan más bien que los bancos están cobrando una tasa a sus ayuntamientos por tener el dinero de todos los vecinos en sus cuentas. Unas tasas que no son de mantenimiento sino unas tasas superiores a lo establecido por la UE del 0,5%.
Hagan cuentas. Municipios cuya gestión de sus impuestos ha sido ejemplar y en vez de tener números rojos los tiene negro azabache, acaba pagando a una entidad bancaria que no ha sido invitada ¿Es algo puntual de un solo banco? No, todos las entidades bancarias están penalizando los ahorros, algo inaudito en la historia del crédito. Se suponÃa que quien no sabÃa qué hacer con su dinero lo depositaba en un banco y esta entidad le daba un uso activo además de devolverle un interés adicional. Ahora no, ahora se paga por tener dinero en un banco. La única forma de no pagar -tanto- es convertirse en deudor de un préstamo.
Es importante recordar que el motivo por el cual las arcas municipales de España tienen ese lustre prieto en la mayorÃa de cuentas. Se debe a una Ley de Estabilidad Presupuestaria y una Regla del Gasto concebida durante la anterior crisis (en España las encabalgamos) para garantizar liquidez de dinero real a los bancos, esos mismos que también fueron rescatados. Las arcas municipales han ido cumpliendo con su cometido que no era otro que garantizar la credibilidad del sistema crediticio español, bancos incluidos.
Se podrÃa objetar que se trata de condiciones de acuerdo entre dos partes. No tan rápido: no solo son dos partes, es el dinero de los contribuyentes, dinero público que acaba en manos de empresas privadas sin haber sido invitadas, sin tener una lógica que justifique abusar privadamente de un dinero de todos. Ante eso deberÃamos pedir amparo público y con toda razón una banca pública que -si bien dentro del sistema no puede saltarse las normas del libre mercado ratificadas en la UE- al menos moderase unas prácticas abusivas e injustas con la cosa pública.
Por el momento ya estarÃa bien que en el seno de la Federación Española de Municipios y Provincias se tomasen cartas en el asunto y se acordara movilizar todos los recursos locales a una única entidad que ofreciese mejores condiciones. Al menos tendrÃamos un solo convidado.