El informe del BBVA Research estima que el PIB valenciano subirá un 2,3% y se crearán 120.000 empleos en los próximos dos años, por encima de la media española y a pesar de la DANA, tal y como ha anunciado este miércoles el responsable de Análisis Económico de la entidad, Rafael Doménech.
El catedrático ha añadido que esto será así siempre y cuando "las ayudas lleguen de forma eficiente, en tiempo, cuantía anunciada y finalidad". En 2025 el crecimiento del empleo se prevé que se sitúe en un 2% y la tasa de paro quedará en un 11,6%. El futuro económico es optimista y según el informe, la valenciana podría convertirse en 2026 en la cuarta comunidad "más dinámica de España".
El documento 'Situación Comunitat Valenciana. Primer semestre de 2025' , que debería haberse presentado el 30 de octubre de 2024, ha tenido que ser modificado tras las riadas que han asolado gran parte de la provincia de Valencia, como ha recordado el director territorial de este BBVA en España, José Manuel Mieres, y que cambiaron las previsiones económicas a largo plazo.
Doménech ha hecho un repaso por la situación previa a la DANA, cuando el crecimiento del PIB se revisó cinco décimas al alza en 2024 hasta el 3,0% (cuando la previsión para España era 2,9%), por una evolución más positiva de lo esperado y mejoras en las contribuciones de la demanda tanto interna como externa al crecimiento.
En esta aceleración de la actividad económica, la afiliación a la Seguridad Social mostró una evolución mejor de lo previsto en el primer semestre, impulsada por la actividad en las áreas urbanas de Alicante y Valencia, y sobre todo por el empuje del comercio, la hostelería y las actividades profesionales.
Sin embargo, se esperaba una desaceleración del PIB en 2025, con un crecimiento del 2,3%. El mercado laboral mostraba algunos síntomas de desaceleración, especialmente en las zonas no urbanas y urbanas no capitalinas. Este contexto se veía agravado por la falta de una recuperación significativa en la industria, con retrocesos en la producción de bienes intermedios y de consumo. Además, las exportaciones de bienes descontaban el problema de ajustes estructurales en algunos sectores como el automotriz.
Situación tras la DANA
Los estragos causados por la DANA en la Comunitat Valenciana han dejado 76.000 viviendas afectadas, 137.000 vehículos, 62.000 empresas y 14.000 comercios en 86 municipios, que representan un 32% del PIB y un 36% de la afiliación. No obstante, como ha apuntado Doménech, a pesar de que los indicadores se desplomaron en los siguientes días a las riadas, "se incrementaron los gastos en tarjetas crédito y la brecha se fue reduciendo hasta cerrarse en noviembre", con una caída del gasto del 14%.
Las estimaciones cifran un retroceso del PIB de la provincia de Valencia (que representa un 53,6% del PIB de la Comunitat y un 5% del de España) del 1,6 en el cuarto trimestre de 2024 y el de la Comunitat un -0,5%, lo que llevaría a un avance del 2,9 en 2024.
Otros indicadores que apuntan a la recuperación de la actividad es la afiliación a la Seguridad Social en la provincia de Valencia que, en diciembre, alcanzó la cifra que se esperaba antes de la DANA, y la venta de vehículos que creció por encima del resto de España desde la tercera semana posterior a las inundaciones.
Empleo
Casi tres meses después, el impacto de la DANA sobre el empleo agregado en la provincia de Valencia parece haberse revertido en gran medida. Sin embargo, en las áreas más afectadas, es posible que tanto empresas como trabajadores sigan enfrentando restricciones en su actividad productiva. En diciembre, la afiliación bruta a la Seguridad Social en la provincia de Valencia prácticamente alcanzó los niveles previstos antes de la tragedia.
Los trabajadores cubiertos por ERTE en la provincia de Valencia ascendieron a 10.626 a finales de diciembre, comparados con una media de 1.233 en los doce meses previos a la DANA, una cifra que podría experimentar variaciones en los próximos meses.
Por todo esto, "el escenario base del PIB en el tercer y cuarto trimestre de 2024 es de ocho décimas trimestrales y tras las riadas la caída ha sido de seis puntos, con una recuperación en cuanto a consumo de energía, gesto en tarjetas, aunque no en la afiliación. La economía se ha recuperado de forma bastante rápida y a principios de este año solo está un punto por debajo de las previsiones antes de las inundaciones", apunta Doménech.
Ayudas
Las estimaciones iniciales de la Generalitat Valenciana ya adelantaban daños por más de 10.000 millones de euros. Hasta este momento, las ayudas aprobadas ascienden a 16.600 millones de euros por parte del Estado (1.162 millones ya abonados) y 1.324 millones de la GVA (210 millones ya abonados), el 1,1% del PIB de España (11,8% del PIB de la Comunidad).
Los escenarios de crecimiento de la economía valenciana hacia adelante dependerán de si las ayudas son eficaces, en tiempo, cuantía y finalidad. Si se logra un 100% de ejecución, lo que implicaría recursos equivalentes a un 9,3% del PIB regional y si el multiplicador fiscal se sitúa en una cota alta, el dinamismo de la economía valenciana podría ser superior al previsto. Sin embargo, si la ejecución es menos eficiente de lo previsto, y con gastos o inversiones cuyo multiplicador fiscal sea menor, la C. Valenciana podría tardar más de un año en recuperar el nivel de actividad previsto anteriormente a la DANA.
La inyección económica de las ayudas es muy elevada para hacer frente a la reconstrucción Y corresponden al 12% del PIB, por lo que durante varios años, la Comunitat Valenciana tendrá que crecer para poder recuperarse". "Por el grado de ejecución que hemos visto en estas semanas, el crecimiento es de cuatro décimas por encima de España, es un previsión cauta y prudente", califica Doménech y advierte de que en 2026, la Comunitat podría ser la cuarta más dinámica de España".
Además de una peor ejecución de las medidas para apoyar el crecimiento de la economía valenciana, otros factores que podrían ralentizar el ritmo de recuperación son el progresivo agotamiento de la capacidad de crecimiento del turismo, un posible aumento de aranceles en las exportaciones a EE.UU., la escasez de vivienda a precio asequible, la ralentización de la inmigración, y la incertidumbre sobre la política económica.