Desde
el fatÃdico viernes 13 de noviembre, en mi casa ya no se habla de
ParÃs como nuestro próximo destino vacacional. Vivir con un
adolescente e intentar obviar lo ocurrido, no es posible. Instagram,
Whatsapp, Facebook… la red lo mantiene enganchado como si un juego
de la "play"
se tratara; maldice a los asesinos y clama justicia adolescente.
Mientras tanto, mi niña de 9 años, lo mira y no entiende nada, ella
quiere volver a Disneyland ParÃs, quiere volver a oler a palomitas
dulces, quiere que el malo siga siendo el capitán Garfio…
Y
entonces, ahora qué? En los últimos tiempos hemos desayunado viendo
cómo unos salvajes destruÃan iconos de nuestra historia más
antigua, nos tomábamos el café viendo cómo degollaban a
periodistas, nos ponÃamos el pijama viendo cómo enjaulaban a seres
humanos y les prendÃan fuego, lo retrasmitÃan como si de una
escena de terror se tratara. Y llegó él!! El niño Sirio que nos
revolvió las entrañas, ese cuerpecito pequeñito flotando en la
playa... todos nos rasgamos las vestiduras, la que suscribe este
artÃculo la primera y cuánto nos duró la indignación… dos cafés
y una tostada.
Después
llegaron las filas interminables de gente andando descalza, la
patada de la periodista a ese padre que cargaba con su hijo a la
espalda, y otra vez el olvido y la indiferencia ante estas
noticias...
Como
dice Arturo Pérez Reverte, en Europa pensábamos que vivÃamos en
Disney, y lo que ocurrÃa fuera formaba parte de un guion de cine que
dÃa tras dÃa tomaba forma, y por las noches nos sentábamos a ver
la pelÃcula, hasta que un buen dÃa nos dimos cuenta de que
formábamos parte de ella, que siempre lo fuimos y que probablemente
siempre lo seremos.
El
mundo está feo, nos sobran palabras y nos faltan hechos. Todos
hablamos, opinamos, unos echan la culpa al fenómeno de la
inmigración no controlada, otros a las religiones, a los polÃticos,
al petróleo, si le preguntaran a mi hijo probablemente les dirÃa
"la culpa es de mi madre...", yo no sé de quién en la culpa,
pero lo que sà sé es que ya nada volverá a ser como antes.