Es, seguramente, uno de los inicios más famosos y prometedores de las tablas internacionales. Famoso por la cantidad de veces que se ha representado y porque, quien más y quien menos, lo conoce o le suena. Y prometedor, por todo lo que le sigue detrás. Lentejuelas, purpurina, zapatos de charol, faldas cortas, flecos, destellos, voces limpias y fulgurantes y, sobre todo, un buen puñado de pases de baile que dejan extasiado al espectador. Hablamos de Chicago, claro. El musical que a comienzos del pasado mes de marzo se instaló en el Teatro Principal de Valencia y que en cada función deja boquiabierto a todo aquel que junto a él se deje transportar a la decadencia de los años 20.
Dos protagonistas, un magnífico reparto y una inmejorable banda (seguramente de lo más destacable de todo el musical) conforman esta producción que se estrenó en Broadway en 1996 y desde entonces se ha representado en 17 países por todo el mundo como: Inglaterra, Bélgica, Brasil, China o Emiratos Árabes.
Durante las dos horas y media que dura el espectáculo, las canciones van hilando toda la historia de corrupción, amor, vanidad y asesinato, y son representadas con mucho tino y fortuna por parte de las dos 'aspirantes a estrellas' que, desde la cárcel, claman a gritos ser portada de los periódicos más importantes de la ciudad de Chicago. Además, como bisagra unificadora de la historia, un personaje que despierta cierta comicidad en el espectador: el director de la orquesta, quien, en más de una ocasión, se muestra tan actante como la joven Roxie y la avispada Velma. Junto a ellas: un hombre (Manuel Rodriguez como el abogado Billy Flynn) y una soprano: Linda Mirabal (brillante en el papel de Mama). Arropados todos ellos por un ballet de cuerpos esculturales y bien medidos que aseguran miradas de asombro en el patio de butacas. El tango del pabellón, No puedo hacerlo sola, y, sobre todo Al son del jazz, son algunos de los temas que maravillosamente representan los de Stage Entertainment en la calle Barcas de Valencia hasta el próximo 17 de abril. Chicago goza de muy buena salud y queda Chicago para rato.