C asi ha terminado la Semana Santa y hemos repetido la imagen de hace un año, una imagen sin celebraciones. Igual que hicimos en Fallas, en Navidad, en el 9 d'Octubre, imágenes casi sin imagen. Pero yo si tengo una imagen, una fotografía real de este último año que hemos vivido. Una instantánea repleta de momentos que serán muy difíciles de olvidar. De decisiones apresuradas pero no por ello menos meditadas o tomadas a conciencia.
Y si algo ha caracterizado este año de pandemia en este Ayuntamiento, y estoy convencido que también en el resto de Consistorios de este país, es precisamente la toma de decisiones, y en la mayoría de los casos, decisiones en las que lo que estaba en juego era la salud de nuestras vecinas y vecinos, decisiones que en muchos casos tomábamos casi con una sensación de desamparo desesperante. No un desamparo legal, porque también en la mayoría de los casos existían normativas superiores que las respaldaban, pero si un desamparo humano, un sentirte solo ante situaciones que desbordaban la lógica normal en la gestión municipal.
Los Ayuntamiento, los Equipos de Gobierno, y los Alcaldes han sido desde mi punto de vista uno de los grandes motores para lograr transmitir a la ciudadanía que la situación se iba a poder superar, que paso a paso la ciudad y todos los que en ella habitamos saldríamos de ésta de forma conjunta. Fuimos y somos los traductores de la gestión administrativa de niveles superiores, autonómicos y nacionales e incluso europeos, a un lenguaje municipal, entendible para nuestras y nuestros vecinos.
Hemos sido los responsables de tomar todas las decisiones a la hora de hacer palpable, entendible y viable medidas que en muchas ocasiones eran difíciles para los ciudadanos. Ser la puerta a la que llamas cuando algo no funciona ha sido nuestro papel fundamental. Y abrir esa puerta a todos, nuestro objetivo diario durante este último año.
Hemos aprendido a abrir puertas digitales, a abrir puertas emocionales, puertas económicas, puertas de todo tipo con las que ayudar a nuestros ciudadanos, acumulando esfuerzo, tenacidad y eficacia en esa nueva capacidad de decidir, de abrir nuevos caminos para que todas y todos pudieran sentirse seguros al ampararse en su Ayuntamiento, su administración más cercana.
Y creo, con humildad, que hemos estado a la altura de lo que se nos ha exigido, hemos abierto puertas y traducido lenguajes y normas que han hecho a todas y todos la vida un poco más sencilla dentro de esta locura que nos ha tocado vivir. Y seguiremos haciéndolo.