En los años sesenta, las familias
españolas convivían en un mismo
domicilio con aquellos parientes que no se valían por sí mismos o precisaban
cuidados especiales por razón de su avanzada edad o por padecer alguna
enfermedad. Esta practica se extendía también a familiares que se encontraban solos
en la vida.
La solidaridad familiar se consideraba un valor que había que
inculcar a los más jóvenes. Los padres, hermanos, abuelos ,primos , tíos, etc,
ocupaban un lugar preeminente en nuestras vidas
y esto se traslucía en cualquier manifestación . Leíamos los tebeos y
nos divertíamos con las peripecias de "La familia Cebolleta" donde destacaba el
incansable abuelo que contaba sus batallitas; "La familia Ulises" donde
aparecía junto al cabeza de familia D. Ulises Higueruelo y su esposa Dª
Sinforosa, la suegra del primero Dª Filomena o con "Los señores de Alcorcón y
el holgazán de Pepón" donde el matrimonio protagonista convivían en la misma
casa con Pepón, el hermano soltero de la esposa del cabeza de familia que vivía
en el domicilio sin aportar nada a cambio con la consiguiente irritación del
marido.
Para los católicos, el cuarto mandamiento es claro; "honra a tu padre y a tu madre". Sin embargo, no hay otra
cultura más respetuosa con los mayores como la china, hasta el punto de que en
Shangái, y desde el 1 de mayo de 2016, se prevé la obligación legal de visitar a
los padres ancianos so pena de ser sancionados con la inclusión de sus nombres
en una lista negra que regula el acceso a créditos y que además puede afectar
hasta la posibilidad de recibir ayudas sociales.
Se establece la obligación de
visitar a los padres cuando estén en residencias y se prevé grabar los datos de
los infractores en el sistema público que limite sus actividades
económicas y sociales.
La actitud del dueño de un
restaurante de comida china al que voy en alguna ocasión con mi madre de 85
años que siempre sale a despedirme para repetirme mientras me abre la
puerta la frase "qué buen hijo, qué buen
hijo", contrasta con el "desapego" que paulatinamente se va produciendo en la
sociedad española hacia los más mayores que para muchos empiezan a ser una
carga más que pesada.
La población española está cada
vez más envejecida y hechos como los recientemente ocurridos en la que se ha
denominado la casa de los horrores de Chiclana donde personas de avanzada edad
sobrevivían, o mejor dicho, sobremorían, en condiciones infrahumanas deben
prevenirse por las diferentes administraciones para que no ocurran nunca más.
Está muy bien y es muy necesario
que la policía disponga de grupos especializados para luchar contra la
violencia de género, pero parece olvidarse que hay otros grupos de riesgo que
se encuentran absolutamente indefensos y que también precisan que desde la Administración se
les proteja y se garantice sus derechos.
La descripción de ancianos
afinados en la residencia del municipio gaditano, drogados y desposeídos de sus
bienes que se nos hace en los medios de comunicación son de tal crueldad que
conmocionan a la persona más estoica imaginable.
Al Conde de Panin, mentor político de Catalina la Grande de Rusia, se le
atribuye la frase de que "en la juventud los días son cortos y los años largos;
en la vejez los años son cortos y los días largos" . Intentemos que los días vuelvan ser cortos
para nuestros mayores con centros asistenciales adecuados sometidos a un
estricto control que evite cualquier abuso o maltrato y con medidas educativas
que fomenten en la infancia el respeto y la preocupación por su bienestar.