El fuerte crecimiento que experimenta la demanda de
chufa ecológica
en
los mercados europeos y la consecuente mejora de la rentabilidad para el
productor se están traduciendo en una apuesta cada vez más firme por este
cultivo en la huerta valenciana. En la presente campaña vuelve a aumentar el
número de agricultores que deciden sembrar este tipo de tubérculos bajo los
sistemas homologados de producción ecológica y, tras una década de tendencia
positiva, la superficie ya alcanza el centenar de hanegadas.
El responsable de la
sectorial de chufa de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) y
productor de chufa ecológica, Antonio José Gimeno, afirma que "en el
centro y norte de Europa casi toda la producción que demandan los consumidores
es ecológica, por lo que tiene muchas facilidades para entrar en los mercados,
tener garantizado un suministro estable y favorecer una rentabilidad digna al
agricultor".
También en España empieza
a existir una demanda más consolidada de chufa ecológica. Las empresas
valencianas que trabajan con esta materia prima absorben la práctica totalidad
de la oferta autóctona, de manera que cubren el resto de la demanda con chufa
foránea. AVA-ASAJA reclama que estas importaciones procedentes de África
Occidental, de menor calidad que la valenciana, indiquen en el etiquetado su
país de origen para que los ciudadanos sean plenamente conscientes del producto
que consumen.
La chufa ecológica no
emplea productos químicos de síntesis ni en la fase de cultivo ni de
conservación. Sin embargo, sus costes de producción resultan entre un 30 y 40%
más elevados porque los agricultores se ven obligados a adquirir abonos
orgánicos y líquidos más caros que los convencionales y a arrancar a mano malas
hierbas. Otra limitación es la obligatoriedad de someter la explotación a la
rotación de cultivos, cuando muchas hortalizas padecen ahora mismo una grave
crisis de rentabilidad. Con todo, el precio que reciben los productores de
chufa ecológica compensa el esfuerzo y está animando a otros agricultores a dar
el salto. Además, la chufa cultivada en la huerta valenciana tiene una huella
de carbono menor que la originaria de otros continentes, ya que su transporte a
los mercados europeos genera menos gases contaminantes.
El tirón de la chufa
ecológica se ve reflejado en la multitud de usos que está sumando en los
últimos tiempos. En el ámbito de la alimentación, la horchata es el producto
estrella sobre todo en la época estival, pero aparecen nuevos productos
derivados de la chufa como aceites, cervezas, harinas o turrón. En cosmética,
ganan fuerza cremas faciales y corporales así como aceites para el cuerpo y
masajes elaborados a partir de chufa ecológica.