Cuando viajo por España, aprovecho para zapear por las radios españolas. De RNE y 'Asuntos propios' paso a 'Julia en la Onda', en Onda Cero; Gemma Nierga y su Ventana de la SER; intento sintonizar Punto Radio, pero no suelo encontrarla; y finalmente acudo a la siempre divertida COPE, que quiso reforzar la vertiente humorística de la cadena de los obispos con el fichaje de César Lumbreras.
No es por desmerecer a este profesional -quien lleva a sus espaldas decenas de años de periodismo-, pero su voz y sus maneras me recordaron un poco al periodismo franquista del NO-DO, un tanto añejo, antiguo y caduco. Que lo respeto, como respeto que la COPE haya optado por un periodismo tan rancio, pero en éstas andaba yo reflexionando sobre la diferencia entre dos modelos de radio encuadrados en la línea ideológica de la derecha, como Onda Cero y la COPE, cuando de repente escuché una frase que me dejó impactado, más aún en boca de Don César Lumbreras y tras preguntarle a un taxista de Puçol y una panadera de Logroño de qué habían hablado los ciudadanos ese día. Don César vino a leer un comunicado de la Conferencia Episcopal en el que se recordaba que se aproximaban las elecciones generales y que los obispos pedían a los fieles y sufridos españoles de bien que voten a aquellas formaciones que respeten la vida y el matrimonio entre un hombre y una mujer. Por lo que yo, que soy gay y amigos de muchos clérigos que también lo son, supe descifrar el mensaje que escondían esas palabras como cantaba Frank Sinatra, a mi manera: La Conferencia Episcopal pide a gays, lesbianas, transexuales, bisexuales y cualquier persona sensata que no votemos al Partido Popular, que es la única formación que tiene recurrido el matrimonio homosexual.
Vivir para ver y escuchar.