Nunca hemos tenido una legislatura sin casos de corrupción. La ciudadanÃa se queja, y mucho, de que la corrupción polÃtica lleva sableando las arcas públicas más de 40 años. Pero muchos, antes de quejarse, deberÃan pensar que los que nos gobiernan lo hacen porque ellos les votan, aunque sea con una pinza en la nariz, y obtienen la mayorÃa en las urnas, una y otra vez.
Esta semana, la prensa, con todo lujo de detalles, nos habla de las mordidas, regalos y comisiones a polÃticos del PP y PSPV (en esta ocasión, van de la mano), aunque seguro utilizan lo de siempre, el "y tú más" que ya no engaña a nadie.
Es la macro causa Azud, con el empresario Jaime Febrer como protagonista y su conglomerado mercantil el Grupo Axis, una trama que perduró 20 años y en la que las comisiones, los contratos ficticios, las compraventas de inmuebles por un precio menor al abonado y los regalos engrasaban la maquinaria corrupta, estando incursos abogados, como José MarÃa CorbÃn, casado con la hermana y fefa de gabinete de Rita Barberá o José Luis Vera muy vinculado al PSPV.
También los hay funcionarios y polÃticos como el vicealcalde de Valencia Alfonso Grau y Carlos Masiá, ambos del PP, y, por parte del PSOE, el ex-subdelegado del Gobierno Rafael Rubio y el que fuera responsable de finanzas del partido Pepe Cataluña.
Esta causa instruida por el Juzgado de Instrucción nº 13 de Valencia y a la que le queda aún mucho recorrido, está en la palestra informativa, porque se especifican cantidades en comisiones, mordidas y regalos con marca y precio. También por el suplicatorio que ha remitido el juzgado a Les Corts por estar involucrado Jorge Bellver, en su etapa como concejal de urbanismo del PP de Valencia, actual vicepresidente 2º de Les Corts Valencianes y que, al estar aforado, declararÃa ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
La corrupción polÃtica, destruye los cimientos del Estado de Derecho. La división de poderes debe ser real, el Consejo General del Poder Judicial no puede ser un reparto de cromos entre partidos polÃticos, lo deben de elegir los propios jueces. Para preservar nuestros derechos, los ciudadanos debemos castigar en las urnas las corruptelas de los polÃticos. No olvidemos, que tenemos lo que votamos.