La Fundación Autor de la SGAE acaba de publicar el libro Rafael de León, el más recordado de los olvidados y viceversa, escrito por Romualdo Molina (Sevilla, 1934). La obra reivindica la figura de un compositor con mayúsculas, de un autor ignorado por muchos y al que otros sitúan dentro de la Generación del 27 por derecho propio. No en vano, la influencia de su poesÃa en la cultura popular y en el imaginario colectivo ha llegado hasta nuestros dÃas. De hecho, la copla del siglo XXI, esa que cantan artistas de la talla de Diana Navarro, Pastora Soler, Pasión Vega, Estrella Morente, Buika, o Miguel Poveda, bebe con orgullo del legado de un creador del que ahora se cumplen 30 años de su muerte.
Un breve repaso a su vida
Rafael de León (Sevilla, 1908 - Madrid, 1982) nació en el seno de una familia de la aristocracia andaluza y ya desde muy pequeño sintió una fervorosa devoción por la música, que hacÃa posible gracias al piano de cola que habÃa en su mansión hispalense. Quiso el destino que coincidiera con Rafael Alberti en un colegio de los Jesuitas en Sanlúcar de Barrameda, centro donde estudiarÃa años antes el también poeta Juan Ramón Jiménez.
Después de pisar distintos internados y de conocer de cerca la incipiente belle epoqué sevillana, en 1926 inició en Granada los estudios de Derecho, donde conoció a Federico GarcÃa Lorca, con el que trabarÃa amistad. Fue allÃ, en la mágica ciudad del AlbaicÃn, donde escribirÃa sus primeras letras de canciones y poemas.
Al poco tiempo colaborarÃa con Antonio GarcÃa Padilla, alias Kola –padre de Carmen Sevilla-, con el que hizo sus primeros trabajos como letrista, lo que le permitió entrar en el mundo de la creación artÃstica, tan reñido con la aristocracia.
Después de hacer el servicio militar en Sevilla, época en la que conoce a la que pondrÃa voz a muchas de sus obras, Concha Piquer, en el Teatro Lope de Vega, en 1933 decide irse a vivir a Madrid. Bajo la argucia que presenta a sus padres de preparar unas oposiciones, De León comienza a vivir la vida bohemia que le propone la capital. Allà le descubrió Manuel López Quiroga, comenzando asà una larga relación profesional a la que se unirÃa, posteriormente, el autor teatral Antonio Quintero, dando pie al prolÃfico trÃo Quintero, León y Quiroga, con miles de obras en su haber.
A partir de aquÃ, por sus versos -RocÃo, Y sin embargo te quiero, Ojos verdes, La Zarzamora, MarÃa de la O...- desfilarÃan las grandes voces de la canción popular del siglo XX: Imperio Argentina, Estrellita Castro, La Argentinita, Concha Piquer, Miguel de Molina, Lola Flores, o RocÃo Jurado, entre otras muchas.
En plena Guerra Civil pasa una temporada en la cárcel, en Barcelona, acusado de monárquico y derechista. Tras el final de la contienda, su producción adquiere gran popularidad, pues se ve con buenos ojos un catálogo muy influenciado por los rasgos andaluces. Es en este periodo cuando Rafael de León, que goza de una gran fama, aportarÃa su trabajo a la cinematografÃa y al teatro, además de a la canción. La copla creció en altura al valerse de la influencia latina, alimentándose de tangos, boleros o corridos mexicanos.
Ya en los años 60 el folclore popular comenzarÃa a convivir con las corrientes anglosajonas que tanto influirÃan en las nuevas generaciones, algo que se ha repetido hasta nuestros dÃas. Aún asÃ, Rafael de León seguirÃa escribiendo para artistas como Nino Bravo, Raphael, RocÃo Dúrcal, RocÃo Jurado o Isabel Pantoja, fiel a su libreto...
Una primera lectura de la obra de Romualdo Molina
A partir de los mimbres que sugiere esta biografÃa, Romualdo Molina pone de manifiesto la importancia que tiene el poeta y autor sevillano en la evolución de nuestra cultura.
En sus más de 500 páginas, documentadas con una rica bibliografÃa, Molina propone un viaje por la España del siglo pasado. Asà recorre espectáculos, parando en cafés y lugares de reunión, tararea canciones populares y se cita con grandes personajes que revelan curiosas anécdotas. Tal y como expone el escritor y periodista Santiago Castelo en un inspirado prólogo: "Al hilo de la vida de Rafael de León, Romualdo Molina ofrece al lector una especie de cinematógrafo por el que desfila la España del siglo XX con sus poetas, cantantes, intérpretes, espectáculos, comidillas… Aquà están sus poemas y coplas, y las fichas exactas de los espectáculos con sus elencos y datos curiosÃsimos, y los cortometrajes, y los entresijos de aquella España farandulera y viva, sentimental y honda".
En la práctica, llama la atención la concepción que tenÃa el propio Rafael de León del "letrista" y que aparece en el libro: "No me gusta, no me gusta. 'Letrista' parece el que hace las letras de los mausoleos, me parece muy triste. Puede ser 'cantablista', como dicen los franceses, 'palabrista', el que hace los 'paroles', el que hace las palabras".
También resulta curioso la negociación llevada a cabo por el Maestro Quiroga con los marqueses, padres de Rafael de León, para que siguiera la carrera artÃstica en Madrid, en detrimento de la abogacÃa. SerÃa, como apunta con humor Romualdo Molina en el libro, tras el éxito que tuvo Imperio Argentina con la famosa RocÃo. "Con veinticinco duritos al mes para la pensión, empezará; sólo tres meses; porque al cuarto no tendrá que girarle más dinero: vivirá con los derechos de la SGAE", convencerÃa finalmente Quiroga al marqués.
Y ahondando en las trayectorias de las grandes tonadilleras, destaca el episodio vivido por Estrellita Castro con la reina MarÃa Eugenia y que relata Molina. Fue durante la visita de los reyes a Sevilla cuando se produjo este diálogo entre la soberana y la joven cantante:
-"¿Qué te gustarÃa ser de mayor?
-Artista, señora.
-Y, ¿qué te gustarÃa tener cuando fueras artista?
-Una pulsera de brillantes y un mantón de manila.
"Pocos dÃas después", narra Molina, "doña Victoria Eugenia hizo llegar a la sevillanita su formulado deseo con dos regalos regios".
-Mira, mamá: ya soy artista".
En definitiva, Romualdo Molina profundiza en la obra de Rafael de León y a partir de aquà recupera el valor de un creador indispensable que, lamentablemente, como le ha pasado a muchos otros, ha vivido en primera persona el desequilibrio que se produce, a menudo, cuando en la balanza se mide el peso de un autor: la popularidad y el cariño de las masas suelen estar reñidos con el reconocimiento que concede la intelectualidad.
A propósito de Romualdo Molina
Nace en Sevilla el 1 de octubre de 1934, se licencia en Derecho en 1956 y ha cursado estudios en la EOC y el Instituto de Radiotelevisión Española. De 1955 a 1966 trabaja para Radio Popular de Sevilla y, desde 1967 a 1992, para Televisión Española, en ambos casos en el área creativa: programación en general, dramáticos y musicales con aportaciones a la temática flamenca en las series radiofónicas ¡Flamenco!, Caseta de Feria y Fiesta y Duende; televisivas Rito y GeografÃa del Cante y el Baile, La Gran Ocasión, A través del Flamenco, Leyenda de la Rubia y el Canario, La Buena Música y Arte y Artistas Flamencos, y como guionista en Totá ná, Aires de Iberia, La Querida, Corridas de AlegrÃa, Cuento de Danza, La Rubia y el Canario y en la pelÃcula La Lola se va a los puertos.
Ha publicado con Miguel EspÃn Juan Varea, El de la Matrona, Siempre bailar, De Ida y vuelta, Quiroga, un genio sevillano y, en colaboración con otros autores, El año de Silverio, Historia del Flamenco, Camarón, cinco años, La bibliografÃa flamenca, Rafael Pareja, Huellas del cante, La Niña de los Peines: patrimonio, cantes y cantaores de Triana y Homenaje al flamenco.
Fue colaborador habitual de la revista El Olivo. Tiene, inéditos, varios volúmenes de poesÃa lÃrica: Facetas (1965), Momentos (1975), Perlas (1983), Llamas (1992) y Trinos (inacabado). También inéditas las novelas Mártir de TalÃa (1991), Marina (1995) e Iniciaciones (1996). Su libro de cantares flamencos La copla sale sola fue Premio Nacional 1992, en Córdoba. En 2009, en el marco de los XX Premios de Flamenco, la crÃtica especializada le otorgó el reconocimiento a la Mejor Labor de Difusión del Flamenco en Medios de Comunicación por la obra de toda una vida.