Ana Vega. EPDAEn España hoy imperan dos peligrosos virus: el coronavirus chino y el odio rojo. El segundo se alimenta del primero, al que usa de nido óptimo de incubación.
Pero el segundo es más antiguo y, de momento, más mortal. Cien millones de muertos en todo el mundo. Ambos tienen vacunas adecuadas para hacerles frente, arrinconarlos y, finalmente, hacerlos desaparecer de nuestra nación definitivamente.
Y, como esto no es un artÃculo de divulgación cientÃfica, vamos a hablar exclusivamente del segundo.
Las imágenes de los mÃtines de VOX en Sestao (Vizcaya) y en Vic (Barcelona), en las campañas polÃticas de las elecciones vascas y catalanas respectivamente, nos sumieron a todos los patriotas en una profunda tristeza y dolor al ver como en España, tras algunos años de relativa calma, se revolvÃa un monstruo que hibernaba a la espera de la llegada del momento preciso.
Y, como monstruo, como bestia salvaje, se revuelve cuando se encuentra frente a un depredador superior. Los virus actúan asÃ. Son más peligrosos cuanto más cerca está su némesis. En Vallecas volvió a golpear el odio rojo y, de nuevo, lo hizo contra su vacuna más efectiva: la libertad y el amor a España que promulga VOX mitin tras mitin, campaña tras campaña.Pero que nadie se venga a engaño. Allà no se lanzaron piedras y se agredió a simpatizantes de VOX y policÃas por una suerte de lucha obrera ni nada por el estilo.
Allà se ejerció violencia por miedo. Por miedo a perder la poca legitimación polÃtica que les da mantener un par de feudos electorales -ya en decadencia para ellos- centrados en zonas denominadas "obreras".
Saben que VOX es el único partido capaz de dar la vuelta a la tortilla y tintar el tradicional "cinturón rojo" de Madrid en verde esperanza. Y esto, sucederá. Y lo saben. Y por eso mismo, incapaces de ofrecer soluciones reales a la vista de la estafa masiva que ha supuesto Podemos y su única valÃa para convertir a sus lÃderes en millonarios aburguesados, caen en el ataque fácil y chabacano.
Ellos están cómodos volviendo al 36 porque hoy, como antaño, nada hay detrás de sus eslóganes burdos que no son más que frases de carpeta de adolescentes rebeldes que tiran piedras con una mano mientras con la otra sujetan su iPhone de mil euros para inmortalizar su gran gesta.
El 4M, Madrid recibirá su vacuna contra la cepa roja y, después, lo hará el resto de España.
