Reconozco que mi primera intención era titular este artÃculo "El final del verano", jugando con la cronologÃa y la actualidad, usando el tÃtulo de la icónica canción del recién fallecido Manuel de la Calva. Pero, con echar un rápido vistazo a la pantalla de mi móvil, pude comprobar que esta idea se les habÃa ocurrido a muchos antes. Asà que cambié de idea.
Lo que no cambia es que, un año más, se nos acaba el verano. Quedan por estirar los últimos dÃas disfrutar de los últimos coletazos, a excepción hecha de esas pocas personas afortunadas que aun disponen de vacaciones por gastar. Pero la mayorÃa nos vemos en el brete de surfear las últimas olas. Y, cómo no, de hacer balance, que eso siempre está bien.
Por supuesto, si hay una palabra que resume este verano es "incendios". Un montón de hectáreas quemadas en toda España, pero especialmente en Galicia, Extremadura y Castilla León, dejan al paÃs bastante menos verde de lo que era. Nos roban el oxÃgeno para respirar y, a muchas familias, el pan para comer. Y esto, aunque suceda en mayor o menor medida cada verano, no puede quedarse en una mera notica estival seguida de resignación hasta el verano próximo. Una vez más, nos repiten que la prevención es esencial, que los incendios del verano se evitan en invierno. Pero ya veremos lo que ocurre del dicho al hecho.
Pero no es lo único que ha ocurrido este verano. Los lamentables sucesos de Torre Pacheco nos recordaban que el racismo y la xenofobia sigue ahÃ, agazapado, esperando cualquier excusa para saltarnos a la cara. Algo que ocurrÃa en los primeros dÃas del verano, unos primeros dÃas en que la violencia de género nos atizó fuerte, recordándonos también que no da tregua.
Y, en estos últimos dÃas, el trágico naufragio de un cayuco con destino a España nos sigue mostrando que la inmigración sigue arrojando su trágico balance entre personas que no tienen más patrimonio que su propia vida.
Tampoco podemos olvidar esa realidad a la que nos estamos acostumbrando tristemente. La realidad de la guerra. Las terribles imágenes que vemos cada dÃa de Gaza no nos pueden dejar indiferente, ni tampoco la crónica de lo que sucede en Ucrania. Ni en otros paÃses donde los derechos humanos son sistemáticamente violados, como Afganistán.
Nos queda por surfear la última ola, pero el mar sigue ahÃ, no se acaba nunca. Como no se acaban todos esos dramas de los que deberÃamos aprender. A ver si esta vez lo hacemos
SUSANA GISBERT
Fiscal y escritora (@gisb_sus)