Valencia. Sábado, cinco de noviembre, dos y media de la madrugada. Dos crÃos de catorce y quince años pegan puñetazos y patadas a tres jóvenes, les cogen por el cuello y lanzan piedras, para terminar robándole el teléfono móvil a uno de ellos. Málaga, cuatro de noviembre, ocho de la tarde. Nueve chiquillos entre catorce y diecisiete años, armados con palos, navajas y puños americanos extorsionan y agreden a otros menores en la vÃa pública. Murcia. Seis de noviembre. Repunte de robos, malos tratos y agresiones sexuales protagonizados por adolescentes. Sagunto. Martes, dieciocho de octubre, diez y media de la noche. Chaval de catorce años se lleva una garrafa de gasolina a la feria, esparce su contenido por la caseta de los tickets y por las camas elásticas, y le prende fuego. 15.000€ en daños.
Saben mis lectores que podrÃamos seguir hasta llenar las hojas de tres diarios como el que tienen en sus manos, pero lo vamos a dejar aquà porque es suficiente para darnos cuenta de que algo está fallando. Estos menores están reclamando a gritos atención, guÃa y, por qué no, afecto. ¿Y qué encuentran a cambio? Más violencia, represión, castigo. Además de encontrarse en una edad claramente vulnerable, en la que los cambios fÃsicos y psicológicos generan confusión, vierten sus frustraciones con los demás ante la ausencia de motivación. Un estudio español publicado en el 'American Journal of Human Biology' en niños demostró, en 2016, que a mayor aumento de cortisol mayor conducta agresiva.
La psiquiatra Mariam Rojas, en su reciente libro 'Cómo hacer que te pasen cosas buenas' nos advierte que esta hormona aumenta al estar sometidos a unos niveles de estrés elevados o al vivir preocupados por algo constantemente lo que puede tener graves consecuencias para nuestra salud. ¿Les suena de algo? Nuestro cerebro adulto es capaz de evitar que vayamos dando palos por la ciudad, pero el de un menor no se controla de la misma manera.
Nuestros niños necesitan adultos que estén pre-sen-tes, actividades que fomenten sus talentos, voluntariados o deporte y no un cheque de 400 euros al cumplir los dieciocho. A ver si espabilamos ya.