El fango es peligroso, solo nombrarlo nos pone en guardia. Y no es lo esencial la controversia interesada de algunos sobre a qué se debe y a qué no llamar fango, lo importante de la discusión es como nos afecta y qué medidas tomar. Por mi parte, químico de profesión y miembro de un colegio profesional que apenas se sustenta desde la publicación de la Ley Ómnibus de 2009 que reducía la obligación de la colegiación, no puedo más que unirme a las peticiones de los colegios de periodistas sobre su colegiación obligatoria para defendernos, a todos, del daño que algunas prácticas nos hacen como sociedad.
Somos algunos quiénes defendemos que los colegios profesionales deben ser útiles a la sociedad y no solo a sus miembros. Así, en aras de la seguridad de las personas, la composición de cualquier producto químico puesto en el mercado debería ir sustentada por la firma de una persona titulada y colegiada en química, y no, como pasa hoy, que quién asume esa responsabilidad es la persona propietaria de la empresa que lo comercializa. No debería valer con un yo pago y tu pon lo que te digo, porque así nos va, bulos y fakes incluidos.
El artículo 36 CE nos dice que la ley regulará los Colegios Profesionales. La Ley Ómnibus de 2009 modifica algunos aspectos de la Ley de Colegios de 1974, ordenamientos todos anteriores a las RRSS y nos dicen que "…será requisito indispensable para el ejercicio de las profesiones hallarse incorporado al Colegio Profesional correspondiente cuando así lo establezca una ley estatal".
El TC establece que no es contrario a la Constitución la imposición de pertenencia a un colegio profesional basándose en que sus "…funciones no dependen sólo de la voluntad de los asociados sino también y, en primer término, de las determinaciones obligatorias del propio legislador…", también que profesiones relacionadas con la vida, integridad y seguridad de las personas, requieren titulación, colegiación y "especial protección que las proteja frente a cualquier intromisión que pudiera suponer lesión o puesta en peligro de tales bienes jurídicos".
Necesitamos una Ley, en esas medidas que Sánchez anuncia, que obligue a la colegiación de los periodistas. Y ya de paso, arrimando el ascua a mi sardina, que obligue a la colegiación de los químicos, algo parecido con la debida distancia, a proporcionar seguridad sobre la veracidad de la información publicada que toda persona periodista colegiada podría ofrecer más allá del interés del propietario del medio.