Los
polÃticos de Sagunto, una vez retirados, deberÃan dar charlas por todo el
mundo. En Sagunto ya ha pasado cualquier cosa que pudiera pasar en polÃtica en
otra parte.
El
fenómeno Podemos crece de manera inexplicablemente e inusualmente rápida. Sus
aciertos no dan para tal éxito fulgurante. Pero hay un ingrediente mágico, una
pócima sagrada; el revanchismo ideológico.
El
revanchismo ideológico es un concepto viejo pero nuevo y evolucionado.
Históricamente el péndulo ideológico vira en función de lo que no queremos. En
polÃtica hay que manejar dos vectores: el nivel de adhesión (cúanto me gusta una
opción) y el nivel de rechazo (cuánto odio una opción). El voto polÃtico
correcto es el primero. El voto en función de nivel de rechazo se llama
revanchismo ideológico.
El
revanchismo ideológico es votar a hacer daño, votar en contra de, votar para eliminar,
votar para hacer desaparecer, con odio. Es un voto de venganza y pasar factura.
A pesar de que la situación actual da para muchos revanchismos, desde el punto
de vista de la construcción de convivencia, el revanchismo es un problema.
En las elecciones de Sagunto
en 2007 S e g r e g a c i ó n Porteña obtuvo hasta seis concejales. Su ideario
era básicamente revanchista. En las siguientes elecciones de 2011 el Bloc sacó
un histórico resultado de cuatro. Su electorado se movilizó en base al
revanchismo. Actualmente el Ayuntamiento de Sagunto no tiene presupuesto desde
ni se sabe cuándo. Solo una reforma del marco legal municipal permite que siga
adelante.