No descubro ningún secreto si digo que soy una lectora impenitente. SerÃa difÃcil escribir si no lo fuera. O al menos, escribir bien, claro está, que es lo que cualquiera que publique pretende.
Pero no todos los libros gustan lo mismo ni enganchan igual. Hay libros que una se zampa con avidez en cuanto cae en sus manos, otros que necesita saborear a sorbitos, y otros que se le indigestan hasta el punto de que le resultan difÃciles de tragar. Y no necesariamente todo el mundo coincide en esas apreciaciones respecto del mismo libro. Porque, también en esto, para gustos, hay colores.
No obstante, en los últimos tiempos he cambiado mis costumbres lectoras. O mis manÃas, según se vea. Y he comprobado que no soy la única a la que le pasa.
Y es que, por fin, después de muchos años, he asumido que no pasa nada por no terminar un libro. Que eso no me convierte en una mala lectora ni nada parecido, y que no caerán las siete plagas de Egipto sobre mà por hacerlo.
Hasta no hace mucho yo tenÃa la convicción de que libro que empezaba, libro que tenÃa que terminar fuera como fuera. Aunque me matase de aburrimiento, se me cerrasen los ojos de sueño o me causara repulsión o rechazo. Era una especie de demostración de carácter superar todas esas sensaciones negativas llegar hasta el final de la publicación, cayera quien cayera.
Pues bien, me he rebelado a esta especie de complejo. Tal como suena. Hace tiempo que dije "basta" y decidà que no pensaba volver a caer en semejante esclavitud. Hace tiempo que concluà que leer es un acto demasiado placentero y mi tiempo es demasiado valioso como para desperdiciar una cosa y otra en algo que me cuesta un esfuerzo Ãmprobo sin darme nada a cambio.
Asà que ahora, cuando cae en mis manos un libro que no me gusta, no me siento obligada a acabarlo. Me siento, eso sÃ, obligada a darle una oportunidad, e incluso dos, pero si llego a abordar una cincuentena de páginas sin que me aporta nada, cierro y voy a otra cosa, mariposa. Porque son tantos los libros que están esperando que me sumerja en sus páginas que no quiero perder ni un minuto más de mi tiempo en aquellos que no han conseguido captar mi atención. Por más que haya quine insista en que le han encantada, en que son buenÃsimos, o en que hay que leerlos a toda costa.
Además, he sabido que no soy la única que ha llegado a esta conclusión. Asà que, a disfrutar leyendo. Que es de lo que se trata.