La comparecencia de la técnica y documentalista del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), Carmen González Galán, ante la comisión de investigación de la DANA en el senado español deja claro que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha reconocido graves deficiencias en el control y respuesta ante la riada del 29 de octubre. O al menos así lo consideran varios de los especialistas que han presenciado el testimonio.
Y es que gente conocedora del funcionamiento de la prevención de catástrofes considera que González Galán, ha realizado "revelaciones contundentes" en su testimonio. Entre estas "revelaciones" señalan que la técnica ha reconocido que la CHJ es la responsable del control de barrancos y cauces de la cuenca del Júcar, una competencia que figura en los planes de Protección Civil y que el organismo habría intentado eludir hasta ahora.
La misma testigo ha admitido que los barrancos de Horteta y Gallego no estaban incluidos en el contrato del SAIH, lo que implica que la CHJ desconocía por completo lo que sucedía en estos cauces durante las lluvias torrenciales. "Nosotros no lo tenemos sensorizado", explicó, señalando que "los barrancos pequeños fueron los que más agua llevaron", sin que el SAIH tuviera información alguna sobre ellos.
A este fallo crítico se suma otro hecho grave en opinión de los expertos: la presunta ocultación de un segundo medidor instalado en el barranco del Poyo en Massanassa, apenas 17 km aguas abajo de Paiporta. Se refieren a un momento que el senador Luis Santamaría denunció que este dispositivo, que sí recogió datos del caudal, fue ocultado por la Confederación, a pesar de que sus registros permitían detectar claramente un aumento súbito del caudal desde las 18:30 hasta las 19:40, cuando la riada arrasó la zona. La técnica del SAIH confirmó la existencia del medidor, aunque justificó que estaba "en pruebas".
Santamaría denunció que, con los datos disponibles, cualquier técnico aplicando la curva de gasto habría deducido que se estaba produciendo un desborde aguas arriba, concretamente en Paiporta.
Además, González Galán reveló que sólo 3 personas estaban de servicio por la tarde del 29 de octubre en el SAIH, y no se activó ningún refuerzo especial; la CHJ no emitió ningún comunicado de prensa alertando sobre la situación, a diferencia de otras confederaciones como la del Ebro, que sí lo hicieron ante riesgos similares;no existe un protocolo específico para alertas rojas, ni formación en legislación hídrica para el personal técnico; de las 69 estaciones de aforo en la cuenca, la mayoría solo miden la altura del agua pero no el caudal directamente; o que no se detectó alerta alguna de caudales entre las 16:15 y las 18:45, a pesar de que se pasó de 29 m³/s a 1600 m³/s en ese intervalo. El equipo tardó más de 20 minutos en validar los datos, porque no creían el aumento súbito de caudal.
Por último, la técnica aseguró que toda la información fue transmitida a las autoridades pertinentes -Centro de Coordinación de Emergencias, Delegación del Gobierno y Protección Civil-, aunque ninguno de los altos cargos modificó su agenda ese día.