Juan Vicente Pérez. / EPDAEn plena ruleta del desconfinamiento nos despedimos de mayo.
Mientras, el nuevo despotismo sigue abarcando la realidad política, ante el
cabreo creciente de una sociedad atónita que ve acercarse una nueva pandemia,
social y económica, de efectos devastadores. No es solo que este Gobierno siga
engañando a Bruselas, como Zapatero y ahora nos oculte el coste real del
"rescate" que se nos viene encima. Tampoco que el Ministro de Sanidad pretenda
regular las rebajas en los comercios. Que el derecho de reunión y la libertad
de cultos se regulen por Decreto. Un país en el que los Decretos no son
justificables ante el Supremo, con numerosos juristas constitucionalistas y
penalistas advirtiendo de la deriva hacia una dictadura constitucional. Donde Ministros
del Gobierno de España critican sin rubor, a sectores estratégicos como la
agricultura, el turismo o el automóvil. Por no hablar de la fina epidermis de
una izquierda que se revuelve contra las críticas hacia su gestión, desde esas
calles y plazas que ellos llenaban no hace mucho. Está claro que el jarabe
democrático se atraganta cuando pisas moqueta.
No solo es eso, que ya es. Es esa supuesta superioridad
moral que desprenden, que ya apesta ante sus propias incongruencias y doble
moral. "Con Bildu no vamos a Pactar…se lo repito otra vez" decía Sánchez
(maldita hemeroteca), engañando a todos, todo el tiempo. Y ahora anuncian que
derogan la Reforma Laboral, eliminando el sustento jurídico de los ERTES y abriendo
la puerta a los despidos ante el aumento de los costes. No hay sector que no
haya lanzado todas las alarmas ante la que se avecina. Aunque el fiel Tezanos
nos diga que estamos de "champions". Una quimera ante la realidad de más de 20
millones de personas que reciben sus rentas del Estado con un coste mensual de
30.000 millones €. Toda una sacudida económica y social para una economía
enferma y camino de la quiebra, que a duras penas se aguanta gracias a esos
Presupuestos de Rajoy-Montoro de 2018 y menos mal.
Un gobierno empecinado en su cambio de régimen para generar
un paraíso estatal (su "nueva realidad"). Un paraíso que sin recursos
puede convertirse en un infierno. Sin empleo y crecimiento, el que generan
autónomos y empresas no se sostiene el papá-estado. Sin los recursos del
sufrido contribuyente ¿quien paga a esos más de 20 millones de compatriotas? porque
el Estado no regala nada. Por eso es importante reaccionar antes de que sea
demasiado tarde. Así lo hemos advertido desde el Partido Popular. Sabemos cómo
salir y podemos volver a hacerlo como lo hicimos en 1996 y 2011. Como bien
decía Julián Marías, "en vez de estar cavilando sobre qué va a pasar,
deberíamos estar en el qué vamos a hacer". Una voluntad proyectiva
que nos permita superar ese letal virus autodestructivo asentado en nuestro
ADN.
Necesitamos certidumbres y un Gobierno que nos lleve a
activar España. Para evitar el rescate europeo, para devolver la esperanza a
millones de compatriotas sin trabajo y la tranquilidad a nuestros padres y
abuelos, los que nos sostuvieron en la anterior crisis. De ahí la importancia
del Sentido de Estado que Pablo Casado ha demostrado durante esta crisis. Con
la mano tendida siempre, para salvaguardar la salud de los españoles, pero no
para volver a arruinar España. Aportando soluciones, propuestas y toda nuestra
experiencia en la labor de Gobierno, como lo demuestran los tres ejes del Plan
de Choque, sanitario, económico y judicial.
Proponemos el Pacto de Estado "Cajal" para que la Sanidad
salga de la confrontación política y se garantice su adecuada financiación. Extendiendo
los ERTE hasta fin de año, exonerando impuestos a las empresas, extendiendo la
tarifa plana de autónomos, contratos bonificados y estímulos fiscales y más
liquidez. Se puede evitar el rescate y recaudar más sin subir impuestos y
eliminando gastos superfluos como el de este Gobierno hipertrofiado, para no
dejar a nadie atrás. Hemos dicho NO más prórrogas del estado de alarma. Hay que
llevar a cabo una desescalada jurídica con la aplicación de 6 leyes para salir
de la excepcionalidad constitucional y garantizar los derechos y las libertades
de los españoles para recuperar la normalidad de siempre y remontar. El
gobierno ya no tiene crédito. No hay excusa, hay plan B. Activemos España.
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