Antonio Torres. /EPDAHace unos pocos meses que entró a dirigir la CACSA. ¿Cómo se ha asentado en el cargo?
Mi experiencia es buena. Hay que tener en cuenta que esta es una empresa compleja, a parte de la gestión de los centros propios hacemos un seguimiento de las actividades de l’Oceanogràfic. Y aunque el Palau se ha desadscrito de la Ciudad de las Artes y las Ciencias mantenemos convenios para los gastos comunes. Ahora entra también a formar parte de la actividad el CaixaForum, una nueva actividad que hay que combinar. Esto es un conjunto con varios espacios que es preciso coordinar.
Prácticamente queda un año de legislatura. ¿En este margen de tiempo, que objetivos se ha marcado?
Tenemos 3 objetivos fundamentales: El proyecto de licitación pública de climatización del Museo, cambio de luminarias e instalación de placas solares, para abaratar los costes. Otra pretensión es la transformación de la tercera planta del museo, para convertir el espacio en un referente de la sostenibilidad y lucha contra el cambio climático. Es un proyecto de gran envergadura que hemos encargado a una empresa especializada para que nos presente un plan en tres o cuatro meses para ir trabajando en diferentes fases en los años 2023, 2024 y 2025, que es cuando se debe terminar. El tercer objetivo es buscar un destino para la parcela de 20.000 metros cuadrados para dar una continuidad a la Ciudad de las Artes. Queremos que por lo menos esté todo encauzado antes de que acabe la legislatura.
Uno de los principales problemas con los que siempre se ha encontrado este espacio es la de ser unos grandes contenedores a los que se les ha achacado estar vacíos de contenido. ¿Es algo que se está consiguiendo invertir? ¿Qué estrategias se están siguiendo para ello?
Hay que tener en cuenta que este museo tiene 46.000 metros cuadrados construidos. Más que el Museo del Prado. El mayor museo de España. En un proyecto tan grande siempre se pueden realizar más exposiciones, pero para ello se necesitan dos años como mínimo. La encomienda de gestión para esa tercera planta es un punto de partida hacia una mayor transformación del Museo. En este momento hay bastante actividad en las tres plantas del Museo, con contenidos y talleres específicos. Hay que tener en cuenta que este no es un museo normal en el que solo se contempla y hay ocasiones que hay que retirar algunos por el gran uso que se le da. Pero actualmente hay una variedad alta de contenidos y lo que buscamos es ampliarla.
En cuanto a esa explanada de la que me habla. ¿Se tiene pensado ya de alguna manera el proyecto que debe completar la Ciudad de las Artes y las Ciencias?
Todavía no. Estamos en contacto con el Ayuntamiento para tener en cuenta el tipo de suelo y los metros realmente inconstruibles. Conociendo las opciones que ofrece la parcela. Tampoco hemos llegado a una conclusión sobre qué podemos llevar a cabo allí.
¿Sería un proyecto que mantendría la temática actual de la Ciudad de las Artes? ¿Se pretende huir de planteamientos como las Torres de Calatrava?
No tenemos ni medios ni intención de realizar una intervención de ese tipo. Iríamos más a algo que pudiese complementar y no desentone con la arquitectura y la temática de la Ciudad de las Artes.
Casi en el ecuador del año, ¿a qué ritmo se está recuperando la perdida de visitantes que se sufrió durante la pandemia?
Tendríamos que compararnos con el año 2018, porque el 2019 fue un año récord de venta de entradas. En este momento estamos ya sobrepasando las cifras. A estas alturas se habían vendido 960.000 entradas y ahora mismo estamos en 963.000 y muy cerca del año 2019. De ellas el 55% pertenecen a l’Oceanogràfic, el 30% corresponden al Museo y el 15% a l’Hemisfèric. Valoramos esto de una manera muy positiva. En definitiva, se está recuperando el ritmo de asistencia de la gente. Estamos en una buena situación en eventos y alquiler de espacios… Estamos en cifras óptimas.
En años como 2011 el gobierno popular hablaba de cifras totales de visitas de entorno a los 4 millones de visitantes anuales, lo que convertía este espacio en el más visitado de España, más incluso que el Prado o la Sagrada Familia. ¿Son cifras asumibles o hay que ponerlas en cuarentena por estar infladas?
De ninguna manera podemos pensar que aquí vayan a entrar 4 millones de personas en 2022. Se inflaban las cifras igual que se inflaban el precio de las obras, por otras cuestiones. Se inchaban las cifras para justificar que las inversiones estaban justificadas.
CaixaForum abrirá sus puertas en las próximas semanas en el Ágora. ¿Qué impacto esperáis que tenga en el conjunto de la Ciudad de las Artes y las Ciencia?
Pensamos que es muy positivo porque el público que atrae el CaixaForum es distinto al del resto de oferta, y la puede completar. Los visitantes de instalaciones como l’Oceanogràfic, el Museo o l’Hemisfèric van a visitar el Ágora y también a la inversa, es algo que nos interesa a todos. Tenemos que ver en Julio y Agosto que puede aportar de más a las visitas de anteriores años y valoraremos entonces el efecto, que nosotros entendemos va a ser positivo.
¿Se va a generar competencias entre unos espacios y otros?
Ya tenemos un pacto de Caballeros y vamos a llegar a acuerdos entre el Palau de les Arts, el Museo y el CaixaForum para evitar competencias, con actividades complementarias sin invadir las áreas de los otros. Si nuestro Museo es dedicado a la innovación, tecnología y ciencia, las exposiciones del Ágora ya hemos hablado con ellos para que estén en otra línea.
Las obras del Ágora se dieron por finalizadas optando por no colocar esa cubierta móvil ¿Finalmente que ha pasado con las láminas?
Siguen abandonadas en el solar pero tendremos que tomar una decisión con respecto a estas este año. El informe de arquitectura evaluaba en cerca de 12 millones la instalación de esas láminas, al que hay que sumar los 10 millones que costó construirlas. El remate definitivo será que hay que venderlas o subastarlas. De lo contrario, al final se oxidarán. Son enormes y inutilizan el solar actual. Colocarlas es imposible, porque obligaría a paralizar la actividad del CaixaForum y luego habría que ver si resiste la estructura o no. Estamos realizando los estudios pertinentes para ver como las subastamos. Es una pena que toque malvender algo que ha costado tanto dinero.
Otro de los espacios que está externalizado son las zonas donde actualmente conviven dos discotecas, que en alguna ocasión han tenido que cerrar por las quejas vecinales. ¿Es una actividad que os gustaría se mantenga a lo largo del tiempo o queréis devolver la zona a la ciudadanía?
Actualmente hay un contrato que dura hasta 2028 y que es de obligado cumplimiento. En su día se optó por esta solución por la vista de falta de proyectos y para no tener pérdidas. Ahora tratamos en la manera de lo posible de limar asperezas en determinadas situaciones que hay que tratar.
En las arquerías desde hace unos años se ubica la Exposición del Ninot. ¿Es un espacio que os gustaría dinamizar para acoger más exposiciones?
En esa zona hay una demanda permanente para la celebración de congresos y actividades. En cambio la calle mayor, donde está el péndulo y el ADN, es una zona enorme donde sí se podría hacer la Exposición del Ninot y que es más difícil de rellenar. Porque las arquerías se quedan infrautilizadas durante febrero y marzo y se pierden potenciales clientes.
Usted ha hablado recientemente de los problemas que estarían generando la sobresaturación de festivales de música durante la temporada alta. Acaba de celebrarse el festival de los 90 y también el de les Arts, están previstos también el Big Sound, el Diversity, Alejandro Sanz en los próximos días… ¿Se pretende que busquen otra ubicación o simplemente reducir el número de festivales en los meses de verano?
El escenario de la Ciudad de las Artes y las Ciencias no tiene parangón. Valencia no tiene ningún otro escenario como este. Las empresas de promoción de festivales tienen la Ciudad de las Artes y las Ciencias como sinónimo de calidad y que no se puede encontrar en cualquier sitio. Pero no podemos mirar solamente el negocio. Lo que queremos es mantener lo que hay y no incrementar el número de conciertos e ir a una mayor calidad de las instalaciones, para que el sonido no moleste a los vecinos. Los festivales continuaran en los próximos años, de hecho en 2023 ya no quedan días libres. Participarán los mismos festivales de este año, pero adelantándose a mayo y junio, para que entre julio y agosto los visitantes lo que vean es en toda su plenitud la Ciudad de las Artes y las Ciencias y no tantos escenarios y piscinas vacías. Contribuimos a la celebración de estos actos que prestigian a la Ciudad de las Artes, pero al mismo tiempo que el resto del público disfruta de toda la belleza de estas instalaciones.
Hablamos todo el tiempo de oferta privada de festivales cuyo coste de las entradas en algunos casos superan los 100 euros. En el pasado la ciudad de las artes y las ciencias organizaba una gran cita que era el MTV Winter, dejó de realizarse en 2011 y costaba un millón de euros, pero era gratis para los vecinos. ¿Es una opción viable recuperar una cita similar que no cueste dinero a los valencianos?
Existen los conciertos de Berklee Colleges y vamos a iniciar los sábados conciertos gratuitos de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana. También queremos dinamizar la Ciudad de las Artes con músicos y otro tipo de actuaciones de animación para los niños. Celebrar grandes festivales es complicado, porque la situación económica en la que se encontraba la empresa, con un déficit importante, pues dificulta celebrar actividades de esta envergadura que requieren tanto presupuesto.
Se está haciendo un gran esfuerzo por apostar con exposiciones itinerantes en las zonas exteriores. ¿Se va a seguir en esta línea?
Son un valor añadido importante y con la apertura del CaixaForum tendremos que llegar a un entente con ellos para repartirnos la parcela y ver quien se lo queda. Es verdad, las exposiciones son cada vez más interesantes para los visitantes.
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