Susana Gisbert. Otro año más. Otra fecha en el calendario en que todo el mundo
parece haber visto de pronto la luz y corre a tomar posiciones en la
foto. De pronto, la luz al salir del túnel. Una luz violeta y
cegadora que parece haber deslumbrado más de uno. Y, de repente, la
lucha por erradicar la violencia de género parece haberse convertido
en la cusa de su vida.
Pero no empezaré a despotricar. Nunca es tarde si la dicha es buena,
como dice el refrán. Pónganse en primera fila, den discursos,
enarbolen pancartas y todo lo que quieran. Colóquense un lazo morado
en la solapa, pero déjenlo ahí el resto del año. Y no solo en la
solapa. En sus mentes, en sus vidas y, sobre todo, en las mesas de
negociación.
A veces pienso que ese lazo debería estar hecho de un nudo
corredizo. Y apretar cada vez que se falta a la palabra dada. Cuando
se recortan medidas, cuando no se dota de presupuesto, cuando se
deniegan ayudas, cuando se hacen oídos sordos a las demandas, cuando
se siguen consintiendo comportamientos sexistas, cuando se demoran
iniciativas para introducir la igualdad en la educación, cuando se
discrimina por razón de sexo, cuando se dificulta la conciliación,
cuando no se dota de medios a la justicia. Por cada una de estas
acciones, el lazo debería apretar al responsable. Quizás así se
darían cuenta que, también como dice el refranero, del dicho al
hecho hay un buen trecho.
Y ese lazo corredizo debería dar un fuerte tirón a cada persona que
presume de llevarlo con cada mujer asesinada. Porque todo tenemos una
cuota de responsabilidad en cada una. Porque nos quedamos en el sofá
de casa en vez de salir a la calle a protestar, porque nos hicimos
los remolones cando oímos los gritos de una vecina, porque no
quisimos saber más de esa compañera de trabajo o esa amiga que cada
día parecía más triste. Porque nos resignamos a que esto fuera un
mal necesario.
Así que, cando este 25 de noviembre nos pongamos el lazo en la
solapa, pensemos que es mucho más que un adorno, que una declaración
de intenciones. Pensemos que es un compromiso y que el nudo nos
apretará cada vez que les fallemos.
Ojala funciones. Por ellas y por la sociedad entera.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia