Leopoldo BoníasLa Ley de medidas fiscales, de gestión administrativa y
financiera, y de organización de la Generalitat Valenciana, parece que va a modificar por enésima vez la Ley de
Coordinación de Policías Locales de la Comunidad Valenciana.
Desde luego,
empleando un símil taurino, a este toro ya
lo hubiesen echado al corral y no quiero hacer mención al torero o
torera que por distribución de áreas del gobierno valenciano le corresponde su
lidia. El caso es que no es capaz de encontrar la solución adecuada y ahora se pretende modificar otra vez la
normativa en materia de interinos.
El principal problema que se ha planteado con la eliminación
de los interinos en la última Ley de Coordinación de Policías Locales es la
imposibilidad de los ayuntamientos de dar respuesta a las bajas por jubilación,
los traslados por movilidad, las comisiones de servicio y los incrementos de
plantilla en época estival en municipios turísticos. Demasiados problemas sin
resolver que se debieron prever antes de aprobar la Ley.
La cuestión no es
baladí y resulta sorprendente que no se hayan previsto los efectos colaterales que
en las plantillas de los ayuntamientos produce el ejercicio de los derechos
anteriormente mencionados y la eliminación de los interinos.
Nadie está a favor de la figura del interino en la Policía
Local, pero hay que concluir que en el escenario en el que nos encontramos es un
mal menor necesario. Afirmar lo contrario es vivir de espaldas a la realidad y
llegados a este punto parece que lo lógico es regular la prestación del
servicio en la Policía Local de forma provisional de forma adecuada.
La enmienda de adición que se ha realizado en Les Corts
Valencianas para modificar la Ley de Coordinación de Policías Locales no
resuelve el problema. Para empezar, se mantiene la limitación de las funciones de los policías locales interinos debido a que no podrán portar armas
de fuego.
Resulta absurdo que si para ocupar una plaza de policía local de
forma interina se prevea la realización de un curso de 60 horas donde imagino
se impartirá la asignatura de tiro luego, no se permita portar armas a la
persona que ha superado el mismo. Si se quiere, se podría establecer el
revólver (arma de más fácil manejo) y no la pistola como dotación del policía
interino tal como ocurre con los vigilantes de seguridad.
De cualquier forma, lo que es más grave es que la enmienda
presentada obliga a que la plaza de interino que se convoque se encuentre en la
oferta de empleo. Esto implica la imposibilidad de cubrir plazas de forma
interina que cubran ausencias por maternidad, por comisión de servicios,
servicios especiales, mejora de empleo, enfermedades de larga duración o por acumulación de servicios en
determinadas épocas estivales en municipios turísticos como Sagunto, Benidorm,
Sueca, Gandía, Cullera, etc.
A algunos se les antoja esta nueva modificación como una
medida cara a la galería, de escasa relevancia efectiva, como esos jugadores de
fútbol de tercera división que creen que no se está actuando incorrectamente
cuando colaboran en el amaño de apuestas deportivas con el número de córneres
que se producirán en un encuentro.
Es una de las últimas novedades en las apuestas y es
inocua para el resultado final del partido. Se dice que ha habido jugadores
apostando que su equipo hacía un mínimo de catorce córneres en la primera parte.
La estrategia es sencilla, juegan con normalidad los primeros veinte o treinta
minutos del partido para pasar a partir de ese momento a forzar saques de
esquina de forma continuada hasta lograr que antes del descanso se lancen catorce córneres o más contra una portería.
Cada
saque de esquina acaba inexorablemente en un despeje a córner de un defensa.
Una vez conseguido el objetivo en pocos minutos, el partido continúa discurriendo con normalidad y ambos
equipos, tal como hicieron en el inicio del encuentro, buscan la victoria y el
resultado final no se adultera.
Puede pensarse que con la modificación propuesta en Les Corts
Valencianas pasa algo parecido que con esos lanzamiento de córner que no son,
como se pensaba antiguamente, medio gol.
Parece que se da satisfacción a las
demandas de los ayuntamientos pero en realidad se establecen unas limitaciones
que hacen ineficaz la medida y es entonces cuando más de uno puede llegar a
pensar que mientras haya bobos habrá
engañabobos.
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