Fran Raga Las pasadas elecciones municipales en Massanassa nos dejaron un panorama bien distinto. La vuelta al sistema bipartidista es casi total tras la desaparición de Compromís, Podemos e IU y con un Ciudadanos a la baja en la mayoría de mesas y que logra acta por apenas seis votos estando muy cerca de perder el concejal.
Sólo suben PSOE y PP. La candidatura socialista aumenta apoyos en todas las mesas, pasando de 3 a 5 ediles y cosechando 435 votos más. El PP, bajando en unas zonas y subiendo en otras, logra 15 votos más que en 2015 y un edil extra por la mínima.
Así, y tras engullir el PP a Ciudadanos integrándolo en el gobierno (sin ser necesario por tener el PP mayoría absoluta), con una cartera y con bastante más percepción económica de la que tendría en la oposición, los cinco concejales del PSPV-PSOE somos los únicos que quedamos en la oposición. Sin duda una gran responsabilidad.
Nuestro trabajo, además de todo lo que no se ve y que tiene que ver con la asistencia a comisiones informativas para controlar al gobierno en cuanto a gastos, inversiones, programas y proyectos, tiene mucho que ver con la vigilancia al equipo de gobierno. Puede sonar duro, pero a las mayorías absolutas se las vigila.
Es este y no otro el cometido de la oposición en Massanassa: ejercer de contrapeso al gobierno de turno, salvar las trabas que éste pueda colocar y aportar soluciones para el buen funcionamiento del Ayuntamiento. Para solventar, en la medida de lo posible, los problemas de la gente. Y en eso estamos, en aportar en positivo y en ejercer nuestro papel de oposición. Lo hacemos cuando una vecina nos pide ayuda porque una obra genera molestias en su calle del casco antiguo, cuando insistimos en la limpieza de solares ante la proliferación de plagas y de vertidos o cuando ponemos de manifiesto el mal servicio de mantenimiento de nuestros contenedores. Lo hacemos también cuando somos la voz de una persona que necesita ayuda o cuando denunciamos que nuestra Policía Local vela por nosotros con efectivos bajo mínimos, por ejemplo.
Lo hacemos cuando exigimos que se retire el amianto tóxico de un solar o cuando insistimos en la necesidad de poner en marcha toda la maquinaria burocrática para tener cuanto antes un nuevo pliego del servicio de limpieza de unas calles que lo piden a gritos.
No estamos aquí para ser la muleta de nadie ni para blanquear ninguna acción del gobierno. Estaremos siempre del lado de la transparencia, de la igualdad entre todas las personas, a favor de las propuestas que suman, de las personas que derrocan muros, en pie por un igual trato de todos los barrios y por una administración ágil y respetuosa con la ciudadanía y con sus propios trabajadores. Por muchas cosas, seguimos trabajando, porque el cambio está más cerca de lo que pensamos.
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